En los últimos cuatro días ha sido necesario retirar dos enjambres de abejas que se habían formado en zonas urbanas de Vilagarcía. El primero de ellos apareció colgado del techo de un bajo comercial, cerca de la iglesia parroquial, y el segundo ya se había instalado en los bajos de un coche, junto a las llamadas "torres gemelas" de Vilaxoán. En ambos casos los vecinos se pusieron en contacto con la Policía Local, y el encargardo de recoger las abejas fue Alejandro Lago Piñeiro, un albañil de 39 años de edad que vive en Caleiro (Vilanova) y que es apicultor aficionado.

Alejandro Lago explicó ayer que el primer enjambre lo vio él mismo hace unos días, mientras daba un paseo por el entorno de la iglesia parroquial del centro de Vilagarcía. Se hizo apicultor aficionado por su suegro, y tiene colmenas en casa "pero no tenía abejas", así que el viernes por la tarde, cuando llegó la Policía Local, tras el aviso de los vecinos, se ofreció a recoger él mismo a los insectos.

Los agentes le tomaron sus datos, de modo que el sábado, cuando los teléfonos de la policía volvieron a sonar debido a que se había formado una colmena en el interior de un vehículo estacionado, le llamaron a él directamente. "Esas abejas ya habían formado la colmena en el coche, y tuve que desmontarle el guardabarros para poder quitarlas", relató ayer.

Según Alejandro Lago es normal que en abril, cuando empieza a apretar el calor, se formen enjambres de abejas. Eso es porque en marzo nacen nuevas abejas reinas en las colmenas; las obreras eligen a la más fuerte, y a partir de ese momento, una parte de la colonia se dedica a seguir cuidando de la abeja reina madre, mientras que los otros insectos trabajan para la nueva. Cuando ésta crece, debe abandonar la colmena -acompañada por miles de "seguidoras"- y buscar otro lugar donde anidar.

Por lo general, relata el apicultor aficionado vilanovés, escogen los huecos de árboles, sobre todo robles, o se instalan debajo de piedras bien guarecidas. En otros casos, son los propios apicultores los que están atentos a lo que sucede dentro de sus colmenas, de modo que cuando se produce el "exilio" de parte de la colonia, ya se aprestan a recoger los insectos para instalarlos en otra colmena libre. "Lo que no es normal es ver estos enjambres en lugares tan urbanos -añade Lago-, porque ellas siempre van hacia donde hay mucha flor".

En abril es cuando más se produce este fenómeno natural de la división de las colmenas, que disminuye progresivamente, aunque también es posible verlo en mayo o junio. En estas condiciones, explica el apicultor, los insectos suelen ser dóciles, y no acostumbran a picar, a no ser que se sientan atacados.

Por ello, en caso de que una persona se encuentre con un enjambre en su casa, lo que hay que hacer es conservar la calma y no molestarlas. Acto seguido se les puede aplicar algo de humo, para tranquilizarlas, y se deben recoger, aunque ésta es una operación que debe realizar una persona con ciertos conocimientos, para no asustarlas.

Lago también opina que ahora hay muchas menos abejas que antes. Entre otros motivos esto se podría deber al uso de ciertos productos químicos en la agricultura. Se trata de una práctica que hay que enmendar, pues estos insectos son vitales para la polinización vegetal.