"Con esto queda resuelto un problema de ilegalidad", declaraba el concejal de Urbanismo, Xulio Barreiro. El responsable del concello daba carpetazo ayer a al últimos de los procesos conflictivos de edificios en Poio. El Hotel Gran Proa de Raxó, el de A Piolla, de Campelo o el de O Bao, fueron otros de los procesos con orden de derribo que se alargó en el tiempo.

En el caso de Camiño de Bouciñas tenía una sentencia de derribo de 1993 por incumplimiento de la normativa de conservación que no se había ejecutado. "Llegó a haber dos empresas contratadas, que no resistieron a la crisis, la obra llegó a estar contratada por 700.000 pesetas en su día" recordaba ayer Barreiro.