"Sin llegar al optimismo, optimismo", dice el director gerente del Grupo Caldaria, "podemos decir que las perspectivas son buenas". Sin embargo, reconoce que el termalismo en la provincia, y en España en general, necesita un cambio estructural. Si bien admite que Galicia fue pionera en este sector gracias a la legislación que en 1995 estableció las bases para regular esta actividad y favorecer la inversión, "la asignatura pendiente es el turismo exterior. Sabíamos que era una carencia y estamos viendo las consecuencias porque el turismo nacional está viviendo lo peor de la crisis, aunque vemos repuntes, son gracias al turismo internacional que no viene a España a los balnearios".

Destaca el convenio con la Diputación que ofrece descuentos y permite atraer a clientes de fuera de la provincia y apunta que "tenemos que avanzar en la sanidad transfronteriza, ofertar programas de salud en combinación con las clínicas. Hay que aprovechar que se abre la posibilidad de que pacientes se traten en otros países. En Alemania, Francia o Italia, el termalismo están en los catálogos sanitarios", añade. "Si la sanidad subvenciona tratamientos y los precios son competitivos podremos dar un servicio excepcional. Pero esto tiene que ser a nivel sectorial: empresarios y administración trabajando juntos".