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tribuna libre

La suerte de Atlanta

Atlanta Beltline empezó siendo una idea plasmada en una tesis doctoral (año 1999), hoy por hoy es una realidad y un magnífico y premiado proyecto de reconstrucción urbana sostenible.

La idea es simple, -quizá de ahí su éxito- pues consiste en la construcción de una senda peatonal sobre un antiguo corredor ferroviario que rodeaba la ciudad de Atlanta (capital de Georgia, USA). La inmensa actividad tanto económica como social desplegada alrededor de esa senda se puede consultar en la pag web beltline.org.

Satisface comprobar como la idea de ese sencillo camino hormigonado tiene el poder de hacer emerger y articular múltiples espacios de uso público, parques, colegios, viviendas para todos los bolsillos, etc?; en definitiva, a la Atlanta del siglo XXI.

La senda une 45 barrios y tiene una longitud de 22 millas (aproximadamente 35 kilómetros). Vilagarcía no alcanza los 40.000 habitantes, por tanto, no existe comparación ni en la escala de la ciudad ni en su extensión ni tampoco en la morfología del término municipal (Atlanta no tiene costa).

Dejando aparte la sana envidia que produce su gran proyecto de reconstrucción urbana, si podemos ir a los detalles y comparar. La gran conquista de la nueva Atlanta es aquella idea plasmada en su "plan maestro".

El proyecto analiza las necesidades de cada barrio, coordina carencias y las obras a realizar. En nuestro caso, mucho nos tememos que el nuevo PXOM, no verá la luz en este mandato. Sin una idea de conjunto, las obras actualmente en marcha tienen el sentido de inconexos anhelos y/o actuaciones parche con apariencia de propaganda electoral.

Aun así, no todo son divergencias, entre las obras del Atlanta Beltline y las obras que actualmente se realizan en Vilagarcía, también comprobamos existe alguna coincidencia.

Abandonada prácticamente la moda de enlosar con piedra, Vilagarcía abraza sin rubor el hormigón. Con ese material se ejecuta el pavimento de la senda del Atlanta Beltline, las nuevas obras de la Plaza de Galicia, la desproporcionada acera de la fachada principal de la antigua Comandancia de Marina (12 metros de ancho y ni un árbol) y, de hormigón coloreado es también el nuevo pavimento del paseo del colesterol. Éste es un material tan noble como cualquier otro, y dado que carece del reconocimiento público con el que cuenta la piedra, su utilización exige un mayor esfuerzo. En su resultado final (véanse la obra de Carlo Scarpa) influyen diferentes factores siendo primordial el trabajo del detalle y, sobre todo, su cuidada ejecución, circunstancias que, al menos por ahora, se echan en falta en las obras rematadas. La proporción en su uso o abuso es también clave; por ejemplo, Atlanta tiene 475.000 habitantes y su senda peatonal tiene 14 pies de ancho (equivalentes a 4,25 m), nuestro paseo del colesterol tiene poco más de dos kilómetros de largo y su ancho medio es superior a 6 metros y, en zonas, superior a 8 metros.

Consolidada como está en ese borde marítimo la línea que limita la competencia de Costas hubiera sido aconsejable ajustar el ancho de la franja hormigonada ajardinando el resto de la plataforma preexistente, vegetación que, independientemente de ofrecer color y posible sombra al paseo, hubiera aportado ventajas medioambientales como es la disminución del CO2 en la atmosfera. En fin, that´s life!

*Carmen Santiso es arquitecta en Vilagarcía

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