Durante más de tres lustros, Forges felicitó el nuevo año a los vigueses, a través del calendario que amorosa y puntualmente dibujaba para el Club FARO.

Fue uno de sus conferenciantes, en compañía de Juanjo Millás, con el que había publicado un libro al alimón. Vino a Vigo con su mujer, Pilar. Y lo pasó bien divirtiendo a los asistentes a la conferencia. Porque le encantaba hacer reír a la gente.

Los dibujos de Forges eran la expresión de su carácter, alegres, divertidos, con un texto en ripio al que era tan aficionado.

Fue el representante más cualificado de la contemporaneidad, entre una pandilla de genios del dibujo humorístico.

En sus viñetas para FARO, representaba los símbolos de Vigo: el puente de Rande, un sol sobre la ría y el faro, un faro colorido.

Eran unos calendarios alegres que lucían durante todo el año sobre muchas mesas de famosos y gentes del común. A él le encantaba hacerlos. Y todos sabían apreciar su arte.

Antonio Fraguas, nombre de pila de Forges, era un personaje entrañable. Amigo de Galicia, por sus orígenes, y amigo de Vigo, por su relación con FARO.

Con él desaparece una generación de genios del dibujo humorístico, formada por Chumy Chumez, Mingote, Máximo, Quesada. Todos estuvieron en el foro del FARO.

El último en irse era este personaje digno de una de sus propias viñetas, cercano, incisivo, certero, de una ironía cariñosa y artísticamente rompedora.

Hasta la vista, Forges.

Descanse en paz este buen amigo de los lectores de FARO. Son muchos los que conservan sus calendarios porque su creatividad trasciende el tiempo, y pervive el poso de su visión optimista de la vida.