Desde la Prehistoria el hombre dejó huellas de su paso sobre las piedras. Aquella sociedad a través de los petroglifos nos dejó la transmisión de sus conocimientos, cuyos rasgos conceptuales a lo largo de las épocas derivaron en el nacimiento de las artes plásticas. El Arte Urbano actual es una expresión artística que quiere estar en la calle, por eso sintoniza con la comunicación vital de aquellos petroglifos vigueses como un sistema de creencias propio.

La estética de la ciudad se defiende mejor con lo artístico que con lo inartístico. La actual tormenta de vandalismo gráfico que sufre la metrópoli viguesa exige que se levante la bandera del Arte ante la suciedad, a la vez que se aplican con rigor programas urbanos preventivos y educativos. El rasgo grafitero de hoy no es el mismo que se concibió en sus principios ya que el actual vandalismo afecta intencionadamente a la sociedad, rechazándola. Además, detrás de la barbarie gráfica sobre el bien público no existe la intención ni el compromiso para cambiar las cosas.

Cuando se aplica una Ordenanza sobre Protección del Espacio Urbano o se enfoca una campaña contra la contaminación gráfica, habría que profundizar en las raíces culturales de estos ensuciadores profesionales, sus técnicas, argot, intenciones, estilos de vida? Hay que entrar en el problema social que crea el grafiti. Para el grafitero su trazo es espontáneo al dejar simple rastro de su marca personal, como una necesidad pasajera y narcisista que durará dos o tres años. El consumismo vende esta palabra de moda como un concepto de "arte" que la ignorancia o la idiotez transforma en terrorismo gráfico, como una plaga que amenaza con oscurecer el color de la ciudad.

Los mensajes en las paredes de Pompeya, los llamamientos del 68 parisino o las consignas de la huelga de Vigo en el 72, eran pintadas que expresaban ideas aceptadas por gran parte de la sociedad. Al contrario, esta gran tormenta de la suciedad urbana deshonra las fachadas de la arquitectura histórica viguesa y al nuevo Arte Urbano plasmado en las grandes paredes desnudas. Asistimos al entorpecimiento intencionado de la estética urbana, impunemente, mientras los demás duermen o miran para otro lado.

* Publicista