De forma recurrente salen titulares en prensa sobre el sentido y justificación de tener tres universidades en Galicia. Y de forma recurrente escribo argumentando a favor. Una universidad por cada millón de habitantes encaja bien con lo que observamos por el Mundo adelante. Universidades de 20-25.000 estudiantes son las que lideran en el Mundo y las que permiten una gobernanza razonable. Las cosas demasiado grandes son difíciles de gestionar y adaptar a los nuevos escenarios. Que se lo digan a la Complutense de Madrid.

Tampoco es un dislate contar con siete campus. Nos facilita engarzar universidad, sociedad y empresa y el sobrecoste respecto a contar con tres es asumible. Nuestros problemas son otros.

En primer lugar, toca reforzar la especialización de los campus, para evitar duplicidades sin demanda. Y eso significa seguir cerrando titulaciones y adaptar la oferta de forma continua. En segundo lugar, compartir recursos. Por ejemplo, llama la atención cómo para casi todo colaborar con una investigadora de otra universidad gallega es tan fácil como hacerlo con una andaluza. O como no se ha puesto todavía en marcha la posibilidad de que un profesor de una universidad gallega no pueda impartir una asignatura en otra y que eso se compute en su carga de trabajo ordinaria: para la USC invitar a un profesor de A Coruña es casi como invitar a un profesor de Beijing. En tercer lugar, tender puentes con el mundo de la empresa, los sindicatos, la administración, la sociedad civil y las instituciones autonómicas. Las universidades gallegas deben ser un cerebro auxiliar de todos los gallegos. A veces cobrando por ello (cuando hay ánimo de lucro) y otras no, justificando su razón de ser y su carácter público. Cuando toque renegociar el sistema de financiación, no hay duda de que la Sociedad gallega comtemplará el sistema universitario de otra manera y estará dispuesta a ser generosa.

*Director del Foro Económico de Galicia