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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Sube y baja

Alguien nos hizo dinámicos para subir y bajar y, sin embargo, solo prestamos atención a lo primero. Los hay que prefieren ascender peldaño a peldaño, otros remontan la escalera de dos en dos, o de tres en tres. El que permanece en el rellano más de la cuenta no parece lo suficientemente ambicioso en un mundo de trepas. Trepa, por cierto, es una palabra en desuso precisamente en un momento en que proliferan los escaladores sociales. A los trepas, como a los gorrones, se les pilla enseguida. Se trata de dos cualidades donde resulta imposible no hacerse notar.

Los hay, además, que se empeñan en escalar muy deprisa, en conseguir ingresos demasiado rápido, como es el caso del expresidente madrileño Ignacio González, que con su familia creó una red de 35 empresas a las que estaba vinculado indirectamente mientras ocupaba cargos en otras públicas. Esperanza Aguirre, que es muy inteligente y pelirroja, como dicen los que la conocen, no se enteraba, al parecer, de la creciente actividad desplegada por el que fue su mano derecha. O no quería enterarse, o le parecía tan normal que le restaba importancia a que un político servidor de la comunidad se diversificase de esa manera.

Algunos de los testimonios que aparecen estos días sobre la famosa "operación Lezo" señalan a González como un tipo nervioso, ávido por hacerse con la pasta en cualquier momento y situación. Puede que los tiburones no sean tan voraces. Este iba muy deprisa, solo Rodrigo Rato ha parecido estar a su altura en cuanto a iniciativa, en un momento de la vida en que no se puede subir más sin el riesgo de tener que volver a bajar o de caer a plomo, porque ya no hay una escalera.

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