Esta semana el ayuntamiento ha dado un paso importante como es la aprobación del Presupuesto, documento que posibilita la marcha normal y sin grandes sobresaltos de la economía y demás aspectos de una administración. Que los presupuestos son siempre de valoración subjetiva es una realidad y casi nunca o, que yo recuerde, nunca, la oposición está de acuerdo con la propuesta de quien gobierna porque, como es razonable, la visión es muy distinta desde un lado o desde otro. Pero hete aquí que, según hemos podido leer, tanto socialistas como nacionalistas del BNG se han despachado a gusto criticándolo todo y menospreciando el trabajo del gobierno local que va presentando, año por año, los presupuestos con los que regir su propia tarea. Debe ser que no se acuerdan de la sonrojante época del bipartito que ambos formaron que, durante los cuatro años de gobierno, solo propusieron un presupuesto conformándose, o acaso mostrando bastante inoperancia, con documentos prorrogados que provocaron, (tampoco se acordarán) gran cantidad de pufos que amontonaron varios años y pusieron en peligro la credibilidad económica del ayuntamiento ante los proveedores. Eso sí, se gastaron unos cien mil euros en crear el ayuntamiento paralelo con el que el BNG quitó el sueño al PSOE, un gasto absolutamente innecesario como quedó demostrado posteriormente. ¡Uy! que mala memoria.