La reciente subida del 8% en el importe del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) español era necesaria y es razonable.

Era necesaria porque tras varios años de congelación y mínimas subidas y un punto de partida bajo, el SMI con el que cerramos 2016 era impropio de un país europeo. En el primero de los gráficos adjuntos aparece la evolución desde 2009 de la inflación, el SMI, el salario medio y el salario mediano; es decir, el que cobra el trabajador que se sitúa justo en la mitad de la distribución salarial. La fuente del gráfico es el Informe mensual de Caixabank Research. La subida del 8% en 2017 supone una ganancia de poder adquisitivo de apenas 4 puntos en 8 años, similar o ligeramente superior a la que tendrá el salario mediano cuando conozcamos los datos de 2017.

El siguiente gráfico, tomado de la misma fuente, compara a España con otros países en los que existe el salario mínimo. Para que las comparaciones tengan sentido, el SMI se pone en relación con el salario medio y mediano en cada país. Incluso tras la subida del 8%, España sigue a la cola de la clasificación. Solo México y Estados Unidos se quedarán claramente por debajo. En la UE seguimos de colistas.

Sin duda, es preferible que las subidas del SMI sean graduales y no a saltos. Pero el salto y su amplitud están justificados.

*Director del Foro Económico de Galicia