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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Llega la era del grelo plastificado

A este paso acabaremos consumiendo grelos plastificados e insulsos. Igual que esos pimientos de Padrón fabricados en serie en Marruecos con sello made in China de los que siempre pican. Porque los de Herbón "uns sí e otros non" por su suelo y el clima pero sobre todo por el cariño que el gallego imprime con su "sacho" y que le confiere un valor supremo.

El sector primario es clave en O Salnés, una comarca que tiene una tierra excelente como demuestra el hecho de que produzca uno de los vinos más reputados en el mundo. Y si da buenos caldos, en puridad, también frutas, verduras y hortalizas. Basta dar un paseo por los mercados de abastos donde cualquiera aún puede ver unos espectaculares, brillantes y sanos pimientos, verdes hojas de cántaro o unos hermosos tomates de la huerta de al lado.

Pero la agricultura requiere sacrificio, muchas horas de trabajo, de arar la tierra, de regar, de abonar, de quitar las malas hierbas... Una actividad constante que también causa gastos importantes para unos rendimientos muchas veces escasos y a expensas de las inclemencias del tiempo: si el frío, el calor, la sequía, el pedrisco, el fuerte viento...

Y todo a cambio de una miseria porque estos alimentos jamás cotizan al alza. Muchos los consideran guarnición, nunca es plato principal, y eso que es lo que mejor sienta a la flora intestinal y por tanto para la salud del cuerpo y del alma, por qué no decirlo.

Los frutos de la huerta no nacen de forma espontánea. Y ese trabajo es al que hay que poner un precio justo. Pero para ello hace falta también voluntad política en todas las esferas para que sea rentable.

Las administraciones tienen que empezar a ayudar con medidas urgentes para acabar con el minifundismo, para instalar invernaderos que resulten productivos, para subvencionar o desgravar materiales fitosanitarios, para que el agricultor perciba una renta digna y que si el temporal les destroza el cultivo le subvencionen o tenga unos ingresos cuando se aplican políticas de barbecho. Claro que todo ello es difícil. La agricultura es la hermana pobre de la economía. El problema es que ha llegado a la más triste indigencia. Y con esta falta de estímulos es difícil que las nuevas generaciones quieran tomar las riendas. El cierre de Hortumia activó de nuevo la alerta.

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