Me fui con Jaime López "Capitán", que está disfrutando de los placeres de la jubilación, a visitar de modo informal la fábrica de Pili Carrera, allá por Mos. ¡Qué vergüenza que todavía no lo hubiera hecho cuando la conozco de aquí y allá, de aquellos tiempos en que la moda tenía apellido gallego y nos veíamos allí donde se presentaban colecciones! Nos recibió su hija Salomé, mujer capital en la empresa, de plácida sonrisa y ahorrativo verbo que compensa con la expresividad tonal de su mirada. Salomé nos llevó por esos no sé si 20.000 metros cuadrados de naves con últimas tecnologías para la confección y, si en el camino hallamos al "pater familias", Bienvenido Carrera, al pie del cañón con sus más de 80 tacos y su cordialidad a cuestas, también apareció Pili R. "Carrera" en traje de faena y la palabra presta. Poco antes se acababan de marchar sus clientes árabes. Yo creo que ese imperio que desde Mos vende a 20 países (micro, dice ella riendo, al lado de Inditex) que tiene decenas de tiendas propias y cientos en que se vende, todo un estilo, tiene en su base dos palabras: trabajo y trabajo. En un momento del recorrido sorprendimos a Pilar arrastrando tan pancha una caja, sin que se le cayeran los anillos a pesar de que vista a vástagos de la realeza europea. Claro, ellos saben lo que es partir de cero, respetar el sonido de un carro de bois, crecer poco a poco.

Con Carlos, en el reino de Jos

El viernes estuve con Pili Carrera y el lunes me eché a la calle con un buen amigo suyo que comparte con ella la "Galicia Fashion" de la infancia. Hablo de Carlos López, fundador con Pilar Blanco de la puntera firma de moda infantil "Foque" y cuya hija periodista, Pilar López, se ha convertido en puntal de la misma. De su amigabilidad y buen humor disfruto desde aquellos años 80 en que ya destacaba su firma en esa moda gallega que iniciaba su ascenso hacia el mundo y Foque comenzaba a desfilar en los más internacionales escenarios. Carlos y yo quedamos de vez en cuando en torno a un buen yantar y ayer nos fuimos a Los Abetos, donde disfrutamos de unos riquísimos espárragos trigueros con foie y unas lubinas a la espalda que podían haber sido raptadas del mar cinco minutos antes a caña partida por el amo del lugar, José Pérez. Los Abetos son un seguro de vida en cuanto a cocina, estética y profesionalidad y para Carlos una segunda casa, cercana en Nigrán a la sede su empresa. Hace años conocí su bodega y es más que un museo, aunque Carlos y yo nos conformamos con un vino y comida rica pero sobria ya que vamos sobrados de palabras.

Con Jaime por el mal camino

Dije que fui a Pili Carrera con Jaime López "Capitán", y en el trayecto al Mos interior, ahí por Torroso adentro, sorprende siempre ese mundo "trasurbano, de naturaleza verde y espléndida, salpicada por viviendas unifamiliares e industrias, esa riqueza que a veces parece laberíntica, a veces caótica, de tus periferias rurales. Nos perdimos alguna vez, maldita sea, y eso que estábamos aquí al lado, en nuestro ayuntamiento limítrofe. Bueno, se perdía Jaime que conducía, al que va a haber que instalarle un chip con GPS en su cabeza. Podrá hacer muchas cosas bien como cocinar pero, si le dejas conducir, siempre te llevará por el mal camino.