En la columna del pasado domingo invitaba al lector a calcular conmigo el efecto del crecimiento económico sobre el paro (De la disminución del paro, 15/01/2017) Nos servíamos de una correlación inversa conocida como ley de Okun. Vimos que en la correlación hay que diferenciar el umbral del coeficiente. El umbral indica la tasa de crecimiento que tiene que alcanzar el PIB real para que el paro empiece a bajar. Ese umbral se situaba históricamente en España en el intervalo 2%-3%. Actualmente, el paro empieza a descender cuando el PIB real crece alrededor del 0,7%.

En general, los países de la zona euro empezaban, en la misma época, a crear empleo a partir del umbral del 2%. En ese periodo, la productividad industrial ya había agotado la progresión; la construcción y el turismo, relativamente más importantes que en otros países, impulsaron la creación de empleo en España. En el periodo recesivo (2008-2013) el empleo (digo empleo, no, paro) bajó (-2,8%), más que el PIB (-1%). Mientras que entre 2007 y 2009 la tasa de paro subió más del doble en España, al pasar del 8% al 17,7%; en Europa se incrementó solamente del 7,5% hasta el 9,2%. Asimétricamente, en la parte expansiva del ciclo la creación de empleo era mayor en España que en sus vecinos europeos. En media anual española, en el periodo de crecimiento económico que precedió a la crisis (1995-2007) el empleo creció (3,8%), algo más que el PIB (3,5%).

Nos preguntábamos también cuál sería el ritmo de descenso del paro a partir del umbral. El coeficiente de la ley de Okun mide la velocidad a la que desciende el paro. En dos países con el mismo umbral el paro descenderá más rápidamente, ceteris paribus, en el que el coeficiente sea más elevado. El coeficiente español es elevadísimo, 1%, constatándose descenso anual del paro superior al 2%, media, en los tres últimos años. Se considera que los países con menores coeficientes de Okun (Alemania, Austria, Noruega, Dinamarca, Japón, etc.) en la fase recesiva del ciclo económico ajustan via precios (salarios más bajos) o reduciendo el número de horas trabajadas. En España el ajuste se hizo via cantidades (menos trabajadores)

Intentando ser objetivo, en De la disminución del paro opinaba que la reforma laboral del 2012, al flexibilizar el mercado del trabajo, había potenciado la creación de empleo. El elevado coeficiente español de la ley de Okun lo anticipa pero no debemos excluir otros factores concomitantes. Verbigracia, el hambre empresarial de reconstituir, al calor de la recuperación, con o sin reforma laboral, las diezmadas plantillas que dejó la crisis.

Casos

Aunque la ley de Okun no propone una radiografía del mercado laboral, la comparación de distintos casos sí resulta ilustrativa al respecto.

Frecuentemente se han comparado los casos francés y estadounidense al ser el primero representativo de un mercado del trabajo bastante rígido y, el segundo, flexible. Las enseñanzas que cabe asimilar de la comparación animan a mantener la flexibilidad del mercado del trabajo español que ha traído la reforma laboral del 2012, sin duda perfectible pero necesaria.

En Francia, de 1970 a 1989, el umbral de la tasa de crecimiento del PIB a partir del que se creaba empleo era del 4,94%, pasó a 1,94% en la década de los noventa. Recientemente, el paro empieza a bajar desde que el PIB crece en el umbral del 1%. Una de las razones del descenso del umbral crítico se debe a la fuerte contracción de las ganancias de productividad, como en España. 2,5% de aumento anual en las décadas 1970 y 1980; 1,3% en los años 1990. Posteriormente, la ganancia global de productividad en Francia fue del orden del 0,9% anual, el incremento de la población activa 0,5%. Teniendo en cuenta que la ganancia de productividad ha caído al 0,5%, obtenemos 1% como umbral crítico a día de hoy en Francia.

Tomando series más largas, en Francia se constataba un coeficiente de Okun más débil que en EE UU: 0,2% de 1970 al 2007 (0,5% en EEUU entre 1947 y 2007) Es decir, suponiendo un crecimiento del PIB del 1%, una bajada de 0,2 puntos porcentuales de la tasa de paro (0,5% en EE UU) En contrapartida, antes del umbral critico se destruía menos empleo en Francia que EE UU. En la última década, caídas del PIB estadounidense del 2% se asocian a aumento neto del desempleo del 1%. Por ejemplo, en el cuarto trimestre de 2008, uno de los peores de la economía norteamericana, el PIB se desplomó 4% mientras que el paro aumentó 2,1%.

También, desde hace poco, el coeficiente francés ha cambiado (se ha elevado al 0,57%) y ya ronda el de EE UU. España domina en umbral, más bajo, y en coeficiente, más elevado. Dejando de lado momentáneamente el caso español, interesa saber por qué el país vecino se acerca, por fin, a los parámetros estadounidenses. Los economistas franceses atribuyen mayoritariamente parte de la disminución del paro recientemente a la liberalización del mercado del trabajo (aunque las mayorías más que seguir la lógica estricta siguen la corriente) El coeficiente de Okun depende, otros factores aparte, de cómo las empresas adaptan el volumen de la mano de obra a las expectativas futuras de producción. Cuanto mayor es la flexibilidad, el ajuste de mano de obra a la producción, más elevado es el coeficiente.

No hay milagros (ni free lunch) Las medidas del Gobierno francés que han favorecido la reciente y modesta disminución del paro han sido varias. Algunas se encaminaron a reducir el coste de la mano de obra poco cualificada, con impacto negativo para las finanzas públicas. Las reducciones del coste de mano de obra menos cualificada han estimulado el empleo teniendo en cuenta que las ganancias de productividad también son menores. La flexibilidad del mercado del trabajo ha suscitado un intenso debate. Le Monde (5/03/2016) publicó un artículo (Cette reforme est une avancée pour les plus frágiles) firmado por algunos de los más prestigiosos economistas franceses -Jean Tirole y Olivier Blanchard, en cabeza- y ponían de ejemplo a seguir, la reforma laboral española. Aceptando que los argumentos de autoridad no tienen valor absoluto -los más prestigiosos economistas no son forzosamente los más competentes- tampoco estamos autorizados a prejuzgar en contra.

Es cierto que el corrimiento del empleo hacia la mano de obra poco cualificada, especialmente en los servicios, plantea el riesgo de que la economía entre en una espiral de bajos salarios, en Francia o España. Sucede que los salarios en Francia se consideran demasiado elevados respecto a la productividad. El país está ofertando calidad española a precios alemanes. Yo añadiría que en Portugal y Marruecos -en automoción y otros subsectores- se oferta producción de calidad española a precios entre 20% y 40% más bajos que aquí.

Tengo la impresión que los espectaculares resultados que estamos obteniendo en el frente del empleo, en parte gracias a la reforma laboral, molestan desaforadamente al PSOE que solo atina a decir que el empleo creado es de mala calidad. Ocurre que todos los físicos son capaces, sobre el papel, de fabricar la bomba atómica y los economistas de acabar con el paro creando, de propina, empleo de buena calidad. Me gustaría que me explicaran con despacio la fórmula mágica. Midiendo la productividad de cada trabajador por el valor añadido que genera obtenemos 230.000 euros de media en telecomunicaciones y 13.500 en lavanderías, peluquerías y otros servicios. A mayores, deducimos de la experiencia de otros países en relación a los mal llamados contratos basura que, a medida que aumente el número de trabajadores a tiempo completo por hogar, se sustanciarán más y más contratos voluntarios a tiempo parcial y temporales. En la modélica Holanda representan el 50% del empleo total.

Oportunismo

Hay, por parte del PSOE, algo de malsano políticamente, de calculado golpe oportunista, buscando demoler la reforma laboral antes de aprovechar todo lo que puede dar de sí. Puede dar de sí facilitar la rebaja del paro al 10% en unos años si la coyuntura internacional no se malogra. En ese nivel de paro se tensará el mercado del trabajo y estimulará el aumento de salarios.

En el cálculo de los socialistas entraría, primero, pasar por un partido progresista siempre atento al bienestar de los trabajadores; segundo, y más determinante, lastrar la remontada del empleo que impulsa este Gobierno y criticarlo acto seguido por incapaz.

A la par que en el PSOE, se intuyen inconfesables e hipócritas designios en la estrategia sindical. En CC OO, por ejemplo, fueron tempraneros aplicando entre sus empleados la reforma laboral con despidos baratos y fulminantes.

Ahí van algunas perlas, en absoluto exhaustivas. 1.- Joan Carles Gallego i Herrera, secretario general de CC OO de Cataluña, autorizó el despido de dieciocho empleados del gabinete jurídico sin necesidad de aplicarles un ERE, que los hubiera favorecido económicamente. 2.- En Murcia, el verano pasado, CC OO intentó enviar al paro a nueve de sus trabajadores pidiendo voluntarios que aceptaran la baja por causas objetivas. Con esa infumable argucia, CC OO pretendía evitar el desprestigio de lanzar un ERE. 3.- Asimismo, y me detengo, en marzo del 2016 Comisiones Obreras presentó a los trabajadores de la Fundación Formación y Empleo, que depende del sindicato, una propuesta de ERE sobre el 84% de la plantilla. CC OO justificó de nuevo empresarialmente causas económicas objetivas contempladas en la reforma laboral. Y tan objetivas: quedaron prácticamente sin subvenciones, por los ajustes.