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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

El inglés en los anuncios

Con ocasión del Black Friday, asistimos a un nuevo episodio de la creciente ofensiva lingüística

La semana pasada, con ocasión del llamado Black Friday (Viernes Negro), asistimos a un nuevo episodio de la creciente ofensiva lingüística inglesa sobre el castellano. En realidad, el Viernes Negro no deja de ser un anticipo al final del mes de noviembre de lo que antes conocíamos como las rebajas de enero. Los estrategas del consumo debieron de pensar que era mejor ordeñar a los ciudadanos en el momento en que tienen dinero fresco en los bolsillos que no esperar a los últimos días de diciembre y primera semana de enero, corriendo el peligro de que ese modesto botín que son las pagas extraordinarias haya mermado sustancialmente durante ese largo periodo de tiempo. Un peligro que esa euforia de gasto, juerga y piernas al alto que hemos heredado de las saturnales romanas no habría hecho más que potenciar. Todo eso es muy respetable y no seré yo quien discuta el derecho de los comerciantes a trazar las estrategias que tengan por conveniente para asegurar su legítimo beneficio. Lo que sí llama la atención es que la mayor parte de los reclamos publicitarios utilizados, al menos en el mensaje principal, se hayan escrito en inglés. No conozco con certeza cuántas personas de entre los miles de consumidores que se movilizaron en las áreas comerciales dominan el idioma inglés al nivel necesario para entender esos mensajes sin recurrir a un intérprete o al diccionario. Y tampoco sabría si atribuir esa iniciativa a una moda pasajera o a una técnica propagandística muy sofisticada, ya que la incitación a la curiosidad (como en el pecado original de Adán y Eva) es uno de los grandes motores del comportamiento humano.

Este espacio de opinión que me concede el periódico no es una hoja de encuesta pero me tomo la libertad de reproducir algunos de los mensajes escritos en inglés que yo haya podido recoger para que cada uno compruebe en su casa si es capaz de entenderlos. Desde los más fáciles a los más complicados de traducir. Welcome to a new tradicion, saludaba una marca de ginebra; Go Further, ordenaba un prototipo de coches; Sleep your skin beautiful, recomendaba una firma de cremas de belleza; Ultra brilliant surfaces, prometía una empresa especializada en cocinas; People in progress, señalaba una compañía de seguros; Welcome to the land of time, animaba un relojero de prestigio. Y así sucesivamente. Todos estos, y otros que no menciono, requieren un nivel básico de inglés, pero hay algunos que suponen una dificultad innecesaria para leer el reclamo habiendo un idioma tan hermoso y tan difundido universalmente como el castellano para redactarlos. Verbigracia este producto del que su fabricante dice que has contributed to doubling the protected ocean surface area. Por no hablar de un híbrido horrendo entre una lengua y la otra, como estas "soluciones antiaging" que seguramente es la pócima que estaba esperando la madrastra de Blancanieves para seguir siendo la más bella del mundo. La moda de mal traducir al inglés lemas o mensajes publitarios que podían perfectamente expresarse en castellano o en cualquiera de las otras tres lenguas oficiales que permite la Constitución Española, está en auge y requeriría una urgente toma de posición por parte de la Real Academia Española, del Instituto Cervantes y de cualquiera otra institución de defensa de las lenguas nacionales. No seamos horteras.

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