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Historia

Apuntes sobre la Guerra de la Independencia en Galicia (y V)

Los temores de Ney no eran infundados ni su decisión carecía de buenas razones, porque hubiera quedado totalmente aislado y rodeado de un pueblo hostil organizado cada vez mejor en fuertes guerrillas. El propio Soult, que no compartió esta decisión y que la critica en sus escritos, se refiere a Galicia como "la provincia más apartada de España", y en uno de sus informes de finales de febrero de 1809 dice que hace tres meses que este país está sin ninguna relación ni noticia del exterior". Lavevasseur, ayuda de campo del general Ney, decía que, por la lejanía y por la actuación de la población insurgente y de las tropas de La Romana, estuvieron durante seis meses en una situación total de aislamiento sin recibir ninguna noticia de Francia ni de Madrid. El cónsul Foureroy que se decide dejar Galicia acompañando a las tropas del Duque de Elchingen (Ney) justifica la marcha de éstas por la creencia bien fundada de que faltarían subsistencias. Cosa bastante probable.

El único ejército gallego propiamente dicho era el que mandaba el Marqués de La Romana, el cual, sabiéndose inferior y por tanto abocado a una más que probable derrota si se enfrentara abiertamente, va a utilizar una estrategia muy inteligente hostigando continuamente a los pequeños destacamentos franceses, teniendo un papel fundamental en la fundación, armamento, apoyo y mantenimiento de las guerrillas y, sobre todo, sosteniendo su ejército en pie de guerra, lo que daba una continua sensación de campaña inacabada. Para lograr estos resultados poseía una notable habilidad.

La queja principal que los militares franceses tenían acerca de la guerra en Galicia era la de no poder juntar nunca al enemigo, y cuando esto ocurría de no poderlo destruir, porque se dispersaba y se volvía a reunir algún tiempo después en otro punto. Y el responsable principal de este esquema de actuación era La Romana. Tanto Ney como Soult se esforzaron decididamente en su búsqueda y en su posible destrucción vanamente, porque se movía ininterrumpidamente (montañas de Galicia y León, Asturias, frontera portuguesa,..) y los sorprendía con golpes de mano bastante audaces.

Soult se refiere a él como "cet infatigable chef de partisans", y se percibe en sus escritos cierta obsesión por la captura o destrucción de "cet ennemi insaisissable" ("este enemigo inasequible"). Su forma de actuar y la influencia que ejercía sobre el levantamiento popular la describe perfectamente: "(...) la Romana se dérobait sans cesse... Partout ou est La Romana, il a bientót fait une armée parce que á sa voix toutes les populations se levent. Je n´ai pais pu savoir ou iI est réellement; quand on marche sur lui, il s´échappe; quand on retourne, il revient". ("La Romana se escondía sin cesar? Por donde está la Romana, enseguida tiene formado un ejército porque a su llamada todas las poblaciones se alzan. Yo no he podido saber dónde está realmente; cuando se va a por él, se escapa; cuando se retorna, él vuelve").

La opinión de Soult era de que había una relación directa entre la proximidad del ejército de la Romana y la acentuación de la lucha guerrillera. A finales de febrero escribirá que "los soldados u oficiales de línea del cuerpo de la Romana incitan a los paisanos a tomar las armas y enseguida ellos le eran obedientes; partían por millares hacia los caminos, hacia los desfiladeros y montañas, interceptaban los correos? De este modo las marchas devenían de día en día más fatigantes, los medios más escasos y a pesar de nuestros éxitos diarios, nos parecía no hacer ningún progreso".

La precaución del Marqués de la Romana le llevaba no sólo a evitar enfrentamientos con los sables sino también con la pluma. Creyendo que la diplomacia podría ser más eficaz para rendirle que las armas, el Duque de Dalmacia le escribirá una meditada carta en la que, después de mostrarle las desgracias que la guerra ocasiona y la estima que le tiene por sus virtudes militares y humanas, le hace una directa proposición para que tanto él como la tropa que manda pasen, con los mismos grados, honores y distinciones al servicio del rey José sin temor a ninguna represalia por el pasado. Termina ofreciéndole toda clase de garantías para el caso de que, en vez de contestarle por escrito, prefiriera tener una tranquila y larga entrevista sobre este asunto. Pero el general español no le mandó respuesta.

(*) Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Vigo y director de la UNED.

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