La liberalización económica como superación de la inevitable actitud egoísta de la autarquía, nos ha conducido a un mundo globalizado, híper comunicado e interdependiente, en la que se ha unificado los mercados, los hábitos, las costumbres e incluso está transformando las culturas lo que ha supuesto un importante avance en la economía y en el desarrollo humano, pero también ha generado desigualdades y conflicto social.

Debemos escarbar en nuestra memoria, para recordar las barreras que de todo tipo teníamos hace pocas décadas. La movilidad entre países era muy difícil de llevarla a cabo, las transacciones económicas y financieras entre particulares y empresas perteneciente a diversos países, estaban colmatadas de limitaciones legales, aranceles y en muchos casos eran inviables. La posibilidad de mover personas, mercancías, capitales de forma planetaria y con libertad, aun con importantes limitaciones y restricciones avanza y la globalización la vemos como natural, pero tiende a estancarse.

Frente al movimiento hacia la mundialización, no ha habido propuestas alternativas, salvo determinada contestación llevada a cabo por los mediáticos "antisistema" y curiosamente por un emergente poder político de populismo de extrema derecha que estando en sus antípodas concilian intereses exacerbando el conflicto e introduciendo la xenofobia y la intransigencia como herramientas de conquista de la voluntad democrática. La globablización ha producido consecuencias que efectivamente suponen desequilibrio, en los países más desarrollados ha introducido el desempleo crónico, la precariedad, la desintegración del estado de bienestar y en definitiva la eliminación progresiva de la clase media. Por el contrario en los países emergentes ha hecho desaparecer la pobreza extrema que no los pobres y esto ha reequilibrado la distribución de bienes a nivel mundial.

Ahora con el avance vertiginoso de la innovación tecnológica en todos los ámbitos de la industria y de los servicios, se constata que casi todos los planteamientos de mejora tecnológica, de la competitividad y de la productividad tienen un enfoque global, transnacional de forma que son las organizaciones con éste rango las que van imponiendo sus prácticas organizativas y funcionales por lo que potencian la globalización. Frente a ello los países reaccionan, de forma desordenada, pero reaccionan y por ello contemplamos la aparición de muchas voces que hablan en contra de los tratados de libre comercio, países que se encierran en sí mismo con referéndums políticos de dudosa funcionalidad y como un vendaval se va arramplando todo el trabajo de la cooperación entre países que permite la libertad económica y el desarrollo de la democracia.

*Economista