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Ilustres

El retablo de la Asunción de la Catedral de Ourense

Es la última y reciente intervención de la Xunta de Galicia en la Catedral, el Centro Técnico San Martín con proyecto y dirección de Vania López ha devuelto vida y color al retablo de la Asunción del Deambulatorio de la Catedral, amenazado por una plaga de voraces termitas que ya habían consumido partes importantes de la zona baja y empobrecido por una capa de repintes, ennegrecido por el humo de las velas y apagado por capas de moho y de polvo. Un trabajo realizado con acierto e interés.

Es pues oportuno mirar con afecto agradecido esta obra de uno de los más importantes escultores del barroco, Mateo de Prado, valorar los estudios que sobre el retablo y escultor se han hecho y aportar algunas notas inéditas que enriquezcan esta mirada.

Deambulatorio

La Catedral medieval a comienzos del siglo XVII sufrió uno de los cambios más importantes en sus espacios cuando entorno a la Capilla mayor y destruyendo los dos ábsides menores románicos se construye el deambulatorio, obra que documentó con todo detalle mi predecesor en el Archivo Eladio Leirós: La construcción del deambulatorio de la Catedral de Orense. Cuadernos de Estudios Gallegos. Anejo 2. (1948). Simón de Monasterío a partir de 1618 se comprometía a realizar este gran pasillo en un notable estilo clasicista, pasillo que permitía la apertura radial de capillas que eran demandadas por la nobleza local y los canónigos más aristocráticos para satisfacer sus deseos de enterrarse en un lugar prestigioso dada la mentalidad de clase que pretendía que el rango superior de la familia se notase también después de la muerte, y sin duda en la jerarquía de espacios funerarios la catedral ocupaba el primer lugar. Así el Cabildo fue vendiendo las capillas como un modo también de sufragar el coste de las obras.

La Capilla de los Argiz

Una de estas familias linajudas era la de los Argiz, con responsabilidades en las instancias concejiles y con propiedades en pueblos del entorno como A Valenzá, que les permitían la modesta ostentación a que podía llegar esta nobleza provinciana. Un minucioso trabajo de José Hervella Vázquez puede satisfacer todas las curiosidades sobre estos personajes: La capilla de la Asunción o de Argiz en la Catedral de Ourense. La ascendencia orensana del primer marqués de San Saturnino. (Porta da Aira: revista de historia del arte orensano, nº. 3, 1990 págs. 93-128), con todas las detenidas determinaciones de testamentos y contratos de enterramientos y memorias funerarias, buscando mantener viva la memoria. Por este deseo de significar su prosapia en el retablo figuran con notoriedad y precisa labra de cuarteles heráldicos, los escudos con las armas de los Argiz, Gayoso, Cadórnigas, Puga, Zúñiga, Ribeira, Noguerol como ya notaron Xurxo Lourenso y Xoan Manuel Amor en su trabajo Blasós de Ourense, Escudos eisistentes na Catedral (Arquivo do Seminario de Estudos Galegos Tomo V Santiago 1930). Otro escudo en piedra y una inscripción insisten en subrayar esta nobleza.

La capilla, documentó Arteaga y más detenidamente Hervella, la compró el 28 de junio de 1652 Don Francisco Álvarez de Argiz al Cabildo por mil ducados y varios ornamentos y una renta. Tenía obligación de hacer retablo y reja, dentro del plan del Cabildo de amueblar el trascoro. En ella hasta ese momento se había colocado el Cristo de los Desamparados, la notable talla románica que hoy sigue ocupando el espacio lateral con destino funerario de la capilla.

Mateo de Prado

Para la obra del retablo se contó con un escultor de reconocida importancia en el barroco gallego, Mateo de Prado, según una nota de Benito Fernández Alonso, ("Efemérides para la historia y obispado de Orense" BCPMORENSE XVIII. Ourense 1927 p 148). aunque no conocemos el contrato, sin embargo la talla de la Asunción y la arquitectura del retablo están en sintonía con lo que conocemos de este escultor, que tenía taller en Santiago y buscó colaboradores como Bernardo Cabrera, que como aventura Hervella y le seguimos debió ser también el responsable como ensamblador del retablo de la Asunción. Prado (c.1614-1677) se formó con Gregorio Fernández en Valladolid, con quien colaboró hasta 1638. Trabajó en Ponferrada camino de Galicia asentándose en 1639 en Santiago de Compostela, donde se le encarga el magnífico coro de San Martín Pinario y desde allí atiende encargos de toda Galicia, como los de la Catedral de Ourense (Retablo de San Pablo, Inmaculada, Asunción e imagen de San Antonio) Montederramo, el monumental retablo también felizmente recuperado.

Si es posible que para algunas obras se desplazase con su taller para otras no, sino que las realizaba en Santiago, caso probable del retablo que historiamos, en este sentido es muy elocuente una carta inédita que hemos recientemente descubierto en el Archivo de Nuestra Catedral, pidiendo se le remitiesen las armas del Deán Don Antonio Sotelo Novoa, que debía esculpir en el retablo de la Concepción, encargado por este y que dice así: "Mateo de Prado escultor avisar trabaja en el retablo del señor deán Sotelo y que le envíen una copia de sus armas. Remitiose la escritura. Voy trabajando en la obra del retablo y imágenes de que no levantaré mano hasta fenecer, necesito de saber las armas que han de llevar los escudos, suplico a vuestra señoría me haga merced de remitírmelas para abreviar con esta obra y la he recibido muy mala del capitán don Gabriel de Novoa que me pagó tarde y arrastro que me entregó 800 reales tres días antes de la baja, con que los perdí siendo así que por enero hubiera de haber pagado la letra, así en la tardanza como en la entrega del dinero recibí mucho agravio por ser la letra tan mala, las armas me hacen mucha falta, fío de la puntualidad de vuestra señoría las tendré prestó en mi poder, Nuestro Señor guarde a vuestra señoría Ilustrísima como este servidor desea, Santiago y septiembre 3 de 659" ACO 387/3). La queja pecuniaria se refiere que al pagarle con retraso le afectó la pragmática del 6 de mayo de 1659 que disponía que la moneda que hasta entonces corría con el valor de 4 maravedíes quedase reducida al valor de 2, y que el ochavo se valorase a 1 maravedí.

Para conocer mejor la valía, prestigio y obra de Mateo de Prado hay una buena colección de libros y trabajos de Pérez Costanti, Chamoso Lamas, Hervella, García Iglesias, Rosende Valdés, Fernández Gasalla?

El retablo y sus sorpresas

El retablo es un típico retablo barroco, utilizando la columna salomónica como elemento sustentante Con banco, un gran cuerpo central que acoge, rompiendo con el habitual encasillamiento en una hornacina arquitectónica, el grupo de la Asunción de la Virgen rodeada de ángeles que la elevan. Coronada por dos y acompañada de otros que tañen instrumentos de cuerda. Un frontón partido da paso a un ático con una escena hagiográfica, entre columnitas estriadas entorchadas, a los lados los escudos mencionados y todo rematado por un entablamento y un frontón curvo. Estamos ante un retablo canónicamente barroco, Arteaga con el gusto propio del siglo XIX, lo juzga no muy positivamente mientras que los tratadistas actuales lo valoran como una obra valiosa.

Escultura

La arquitectura sirve de escenario a una movida y ascensional talla de bulto redondo de la Asunción, dispuesta como dentro de una mandorla de angelitos que ya desde la peana la aúpan, la coronan y la festejas. El relieve se utiliza para las escenas de la predela, del cuerpo superior y para los escudos. Un armonioso equilibrio de planos y contrastes luminosos que son atractivo de la obra.

Como era preceptivo el retablo se pretendió desde el principio policromado, una policromía que por una nota documental de las que enriquecieron el texto de Arteaga sobre la Catedral, debida a Don Cándido Cid, sabemos que el 23 de enero de 1668 Don Francisco Álvarez Argiz contrató al pintor Martín López Gayoso, vecino de Ourense la pintura de este retablo ante el notario Juan de Puga y Noboa. De esta policromía se conserva solo alguna parte original ya que el mal estado del retablo obligo a ser repintado. Un mal común, lo sigue siendo, de estas capillas del deambulatorio es que al estar a un nivel inferior al pavimento exterior, sufren de una inclemente humedad que les causa graves patologías. Frecuentemente el Cabildo lamentaba el descuido de las mismas y exigía a los patronos que corrigiesen los desperfectos. Así el 7 de septiembre de 1709 "Acordose que respecto el señor obispo acaba la visita de la catedral y hay las capillas del trascoro que están muy mal reparadas y otros a que pretenden derecho algunos seglares, que el señor Amoeiro instruía a su Ilustrísima de ello y otras fundaciones para que se dé cumplimiento a su reparo y se asiente la obligación para quien está su adorno y se acompañe del señor Salamanca" (ACO ACTAS Libro 19 fol 398 vº)

En el siglo XIX, conocemos la fecha exacta de un repinte, por haberla señalado en la imagen de la Asunción tal como ha revelado la restauración (Agradezco el dato a Vania): "Se pintó en 1857". Pintura que eliminó la primera quizá por su mal estado y que se puede atribuir al pintor Manuel Antonio Vales que por esos años comenzará la compostura del Retablo mayor y repintará varios retablos e imágenes en la Catedral.

Iconografía

La titular de la Capilla y del retablo es Nuestra Señora de la Asunción, que es privilegio mariano que aunque definido modernamente como dogma, tuvo plena aceptación desde antiguo, siendo titular de muchas catedrales e iglesias. María es subida por los ángeles en cuerpo y alma al cielo donde es coronada como Reina y Señora. Misterio glorioso del Rosario gozó de gran popularidad y Mateo de Prado realizó una representación acertada de este tema.

Hay tres relieves con temas hagiográficos, dos en la predela, que si han conservado la policromía original, y que claramente representan a San Antonio de Padua y a San Pedro de Verona. No hay que forzar mucho la razón de esta presencia en la onomástica familiar de los fundadores, Don Pedro Álvarez de la Cruz, Doña Antonia de Gayoso y el relieve superior referido a San Francisco y más destacado, por Don Francisco Álvarez de Argiz, Además de ser aceptables para la representación de San Pedro de Verona las simpatías por el estamento inquisitorial que señala Hervella.

El relieve de San Francisco representa al Santo, claramente identificado por el hábito, como desperezándose de un sueño, teniendo detrás una capilla. Se ha propuesto referirse a las visiones de Monte Alvernia, pero en este tema no faltan, porque es lo sustantivo, el serafín que imprime las llagas a San Francisco que las muestra. Creo que es más lógico pensar en el sueño compartido con el Papa Inocencio III y Santo Domingo independientemente, que les animaba a restaurar la Iglesia, aquí evocada por la capilla.

Pero este relieve es el que al restaurarlo ha abierto una incógnita ya que claramente aparece firmado "Joseph Gonzalez, escultor y arquitecto". Por lo que no cabe duda que no lo hizo Mateo de Prado sino un colaborador. ¿Pero quién es este José González?. Pérez Costanti no recoge en su diccionario a nadie.En mis ya amplios ficheros encuentro un José González que hace los retablos de la Capilla de la Orden Tercera de Ourense y de San Cristóbal de Armariz, pero hacia 1730. Habrá que pensar pues o en un escultor no identificado del taller de Mateo de Prado o que el relieve se hizo o se rehízo en el siglo XVIII por este si documentado escultor de Ourense.

Finalmente una nota para la reja que cierra la capilla y que en la venta de la misma se obligaba a hacer. Por una nota de Cándido Cid en la obra de Arteaga, conocemos que en 1657 Don Francisco Álvarez de Argiz contrataba con el entallador Antonio de Freiría dos conisamentos de nogal con su talla para colocar en los cuerpos de las rejas de hierro que se fabricaban para la capilla y que se harían en alguna herrería local. En uno de estos frisos una inscripción recuerda la propiedad de la capilla.

(*)Delegado de patrimonio de la diócesis y archivero de la Catedral.

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