El vecindario de Placeres recalcó principalmente en su escrito de protesta la incidencia tan negativa que la construcción de la nueva autovía tendría sobre la práctica del marisqueo en su parroquia, circunstancia ésta que rechazó de plano el citado informe municipal.
Los opositores alegaron que un millar de mariscadores faenaban en la zona y obtenían un ingreso medio de quince pesetas diarias, con una producción anual estimada en dos millones de pesetas. Sin embargo, el Ayuntamiento rebajó sensiblemente estos datos con una argumentación documentada y prolija, apoyada por diverso material gráfico.
Taboada y Rocafort señalaron en su informe que nunca, ni en la época de mayor actividad, faenaban en Placeres más de 150 a 200 personas, y solamente durante cinco o seis meses al año. En consecuencia, los jornales obtenidos durante ese período eran "harto insignificantes" para su propia desgracia.
A través de fotografías y gráficos, el informe demostraba que su trazado no invadía en absoluto la zona de marisqueo. Por el contrario, entre la autovía y la escollera aún quedaba libre para la actividad marisquera una superficie aproximada de 1.300.000 metros cuadrados.
La conclusión final apuntaba que sus beneficios serían mayores que sus perjuicios, dado que en su construcción tendrían que participar muchos vecinos de Placeres. Al paso de cada obra, los contratistas debían reclutar y dar trabajo a lugareños por imperativo legal.
