Líneas rojas.
Dícese de las líneas de actuación política que los partidos declaran no poder sobrepasar al inicio de una negociación. Y digo bien al inicio porque, una vez transcurrido un tiempo de respeto, los negociadores cruzan esas líneas, en una y otra dirección, todas las veces que haga falta con el mismo desparpajo con que los contrabandistas de la Osa Mayor (inolvidable novela del polaco Sergiusz Piasecki) cruzaban la frontera para comerciar con productos prohibidos aún corriendo el riesgo de ser alcanzados por disparos de los guardias. Aquí no hay riesgo de que nadie mate a nadie (salvo por aburrimiento) porque lo único que está en juego son unos sillones y algo de papel del Boletín Oficial del Estado.
Partidos "constitucionalistas".
En realidad, lo son todos aquellos que al participar en el juego político aceptan la legalidad vigente aún cuando aspiren legítimamente a cambiarla en todo o en parte. A efectos propagandísticos, sin embargo, solo se llama "constitucionalistas" al PP, Ciudadanos y al PSOE, excluyendo a Podemos y a los nacionalistas catalanes y vascos (de momento más a los catalanes que a los vascos). En términos coloquiales, decir "constitucionalista" equivale a decir partido decente y como Dios manda.
Abstención.
Amenaza con no votar a favor ni en contra de un candidato a la presidencia de Gobierno en la sesión de investidura. Un arma letal en política sobre todo cuando el reparto de escaños después de unas elecciones obliga a tratar con varios partidos. La diferencia entre la abstención (o abstinencia) sexual y la abstención (o abstinencia) política estriba que la primera de ellas atormenta mientras que la segunda da muchísimo gusto. Porque no hay nada que dé más placer que molestar al adversario y hacerlo rabiar mientras le negamos los votos que necesita.
Hacer esfuerzos.
Los que ha empezado a hacer Rajoy para dar salida al atasco institucional que impide la investidura de un nuevo jefe de Gobierno. Bien es verdad que a su estilo, sin sudar mucho ni ponerse colorado.
Borrar discos.
Lo contrario de grabar discos, actividad placentera relacionada con el arte de bien combinar los sonidos y el tiempo. Antaño le llamaban así (grabar discos) los estudiantes españoles a la tarea de lavar platos en Londres durante las vacaciones de verano. En cambio, borrar discos tienen que ver con la supuesta ocultación de pruebas de financiación ilícita en la sede nacional del PP.
Factura eléctrica.
Documento diabólico que solo puede ser bien entendido por aquellos que nos lo pasan al cobro. Podría hacerse un concurso en televisión con premios para quienes acierten su interpretación.
Lotería de Navidad.
Miserable cartel que nos avisa en pleno verano de que ya están a la venta los números del sorteo que se ha de celebrar a finales de diciembre, a poco de comenzar el invierno. Esperemos que para entonces ya haya nuevo gobierno.
