Pero no fue porque no estuviese previsto ni por la ausencia de los gaiteiros. Parece que lo que falló fue la comunicación desde el altar hasta la puerta del templo, donde los músicos aguardaban atentos a ese momento de la eucaristía en el que toca interpretar el himno. Algo normal teniendo en cuenta la cantidad de gente que había en la iglesia. Pues nada, desde aquí proponemos que el año próximo el cura y los músicos se modernicen y lleven incorporados unos pinganillos en el oído. Así, cuando llegue el momento indicado, el párroco da el aviso y... ¡que entre la música!
Y el párroco de Coiro, de escapada por las Azores
Y siguiendo con músicas y púlpitos, me cuentan que los líos con la megafonía de los festejos de Coiro debieron animar al cura, Benito de la Iglesia, a buscar alivio en tierras insulares, porque en las Islas Azores dicen haberlo visto estos días algunos visitantes ocasionales que mostraron su sorpresa por semejante coincidencia. A otros informantes le cuadran las cuentas, porque el párroco de Domaio se encargó de los oficios en Coiro en ausencia de su titular. El mundo es pequeño y de aquí no escapa nadie.
