Se ha popularizado la frase permítanme que insista, pronunciada por Matías Prats en un spot publicitario y yo me tomo la libertad de apropiármela. Así, pues, permítanme que insista en que no podemos asumir, casi con olvido, el silencio que se cierne sobre todo un racimo de virtuales proyectos para el desarrollo de Vigo. Es por eso que pretendo dar un golpe de gong que nos despierte de una modorra que puede conducir al fracaso a proyectos que estaban casi al alcance de la mano.

Una primera uva de ese racimo podría referirse a la Plisan, llamada a acoger en Salvaterra/As Neves el mayor parque tecnológico de Galicia, sobre el que oficialmente y tras muchos años se nos dijo que la larga espera formaba ya parte del pasado y que era inminente el inicio de las obras, comenzando por su núcleo central, el Puerto Seco por el que Vigo viene suspirando hace años. Lo realizado hasta ahora es irrelevante y meramente testimonial, hasta el punto de que llevamos varios meses demasiado silenciosos. Aunque confiemos en lo afirmado, no podemos esperar impávidos la lluvia del maná. Hay que provocarla llamando a cuantas ventanillas sea necesario, acompañando la firmeza con evidentes argumentos de que disponemos.

Otra uva, y permítanme que insista, quiero dedicarla al proyecto lúdico-comercial de Porto Cabral que, tras los comicios a que se sometieron los comuneros, parece ser que entró en la senda de la posibilidad real, al abrirse las rejas de las trabas para acoger con los brazos abiertos la multimillonaria inversión de Eurofund. Será un motor generador de riqueza y de miles de puestos de trabajo. Sin embargo, también aquí una nube de silencio parece opacar la luminosidad de la buena nueva. Tal vez estemos a la espera de que la burocracia municipal selle el visado de la legalidad y, si es así, no debe cesarse en la presión para que las favorable manifestaciones emanadas desde el Concello se correspondan con su materialización.

Sigamos desgranando el racimo para referirnos a la estación ferroviaria de Urzáiz, cuya culminación, ya autorizada, sigue topando con obstáculos que hay que esforzarse en salvar. La justificada crispación debe compaginarse con la adecuada actitud para rematar el proyecto Mayne, un objetivo irrenunciable que conduciría a una amplia zona comercial y afloraría la esperada plaza-mirador -¿de Jovellanos?- sobre la Ría. Ojalá no tardemos en deleitarnos observando desde allí las entrañables aguas de nuestro mar y, a ser posible, sabiendo que en las profundidades del complejo ferroviario circula un AVE que se dirige a Ourense siguiendo el lógico y deseado trazado por Cerdedo, evitando el rodeo por Santiago.

Permítanme, pues, que insista en la necesidad de evitar que la molicie -mala compañera de viaje- se acomode en estos importantes proyectos que ya han obtenido la absolución, pero que no acaban de comulgar, corriendo el riesgo de que la penitencia se dispare. Rematemos la faena presionando sin descanso hasta que repiquen las campanas de la inauguración.

Por asociación de ideas quiero coger otra uva -tal vez más agraz- para referirme al aeropuerto, a un Peinador que a diario nos sorprende con los inusitados datos de un espectacular crecimiento. En este sentido cabe destacar la situación de la nueva conexión con París que, en breve y como línea temporal, va a operar Air Nostrum. Un mes antes de que se inicien los vuelos, y a las pocas horas de ponerse a la venta los billetes, ya se han reservado más de un millar de asientos, garantizando la total ocupación de las plazas que se oferten. Un éxito que es un argumento de peso para reforzar las negociaciones encaminadas a conseguir que se reponga la perdida línea regular con la capital francesa; logrando que Air France reconsidere su decisión, o bien que el servicio lo preste otra compañía -tal vez Air Nostrum que está comprobando de primera mano el tirón parisino.

Y permítanme que insista en que para objetivos irrenunciables es irrenunciable el continuo esfuerzo.