Pontecesures cambia de alcalde dentro de veinticuatro horas por una una moción de censura tras un pacto que hace unos meses se antojaba inviable. El acuerdo suscrito por PP, Independientes y Tega era impensable tras los comicios del 24 de mayo de 2015 por una simple razón de inquina personal, argumento que sirvió para aupar a la nacionalista Cecilia Tarela, que se puso al frente de un totum revolutum.

El relevo es, sin duda, un acto legítimo y de normalidad democrática porque así lo prevé la Constitución, pero el abuso de este instrumento hace que pueda convertirse en un "caramelo envenenado" y acarrear nuevos disgustos.

Los ciudadanos acudieron a las urnas con una intención muy clara para que nadie se casara con nadie y dejaron que los propios partidos conformasen el gobierno más adecuado.

Pero los pactos tienen que ser muy sólidos para que no quiebren a la primera de cambio. Y en Pontecesures había demasiadas grietas en el acuerdo de gobierno, y la afinidad de Tega con nacionalistas y socialistas nunca se había visto demasiado clara. Y así, rompió.

Restan ahora otros tres años de mandato. Es demasiado tiempo el que queda por delante para que el nuevo gobierno se ponga a trabajar y garantice la estabilidad del flamante triunvirato.

El acuerdo parece sólido, al menos en lo económico pues el nuevo alcalde del PP, José Manuel Vidal Seage, se queda con las mieles del cargo y quizás una dedicación parcial mientras que Maribel Castro (IP) y Souto Cordo (Tega) llevarán el peso de las principales concejalías y Cordo, además, la única dedicación exclusiva prevista, con sus emolumentos. El acuerdo es al menos goloso.

Pero el reparto necesariamente debe dar frutos a los vecinos. Los pontecesureños exigen estabilidad y que no les vuelvan a dar gato por liebre a la primera de cambio.

Y ahora ya no cabe dar cien días de cortesía para empezar a actuar. Tendrán que hacerlo de inmediato aunque solo sea por la inminencia de la campaña electoral para las generales y las próximas autonómicas.

Lo importante es que no se maree a los vecinos hasta la siguiente cita municipal. Al nuevo gobierno le toca demostrar el sentido de la moción y si realmente busca el interés del pueblo.