Así que, dicho sin acritud, no estaría de más que alguien con autoridad -y autoritas- le diese a algunos cabecillas de grupos políticos un par de clases de latín. Porque no es lengua muerta, sino de las que aporta raíces de amplia y útil cultura y ayudaría a desasnar a bastantes de los que llegan a niveles altos de la política. Y cuya casi ausencia escolar, además, embrutece a muchos en las jóvenes generaciones, educadas básicamente por madame Tecnología y sus cada vez más numerosos discípulos.

Viene a cuento el introito -que sin duda no pocos rechazarán- de las cosas que han dicho unos cuantos cargos de cierto nivel en los partidos y que rompen el orden lógico. Entendido lo de "orden" en su sentido antiguo que, resumido, consistía en colocar cada cosa o concepto en su lugar correcto, lo que hacía más accesibles los trabajos de entenderlos y aplicarlos. O sea, facilitaba su comprensión y la cultura.

Uno de los ejemplos más claros de ese déficit que se denuncia es el del portavoz del PPdeG, señor Tellado, que ha dicho -o le atribuyen- este fin de semana que "la oposición no va a estar mejor en octubre que ahora", ejercicio de pitoniso que exhibe para sostener su opinión -ya adelantada por el presidente Feijóo- de que su partido no correrá el riesgo de hacer coincidir las elecciones gallegas con las generales.

El error del portavoz popular está más bien en trastocar el orden lógico de la reflexión; quien debe pensar en estar bien no es sólo la izquierda, que ya se ve que no lo está, sino el PP, que gobierna en solitario, quizá no tenga aliados y habrá de lograr mayoría absoluta para seguir en su lugar,

El segundo de los ejemplos procede del otro lado. La señora Silva, socialista y presidenta de la Diputación de Pontevedra, sostiene que su partido debe priorizar la elección de candidato a la Xunta -a lo que no aspira- sobre la de la vacante Secretaría Xeral, que puede que le gustaría. Justo al revés de lo que hacen las organizaciones bien articuladas, que es lo que le falta a la suya de forma tan evidente que hasta ella y su máximo valedor el alcalde de Vigo no se cansan de proclamar que la primera tarea pendiente es poner orden en lo que ahora mismo parece "desaglutinado".

Cuanto precede es, por supuesto, opinión personal, pero hay argumentario suficiente como para defenderlo sin demasiado margen de error. Por lo dicho de la costumbre democrática y porque carece de lógica que quien dirija un partido, quede casi al margen de la decisión más importante, que consiste en el proceso de elección de un jefe de gobierno.

El tiempo dejará claro quién tiene razón, pero ya será tarde.

¿No...?