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Joaquín Rábago.

Republicanos

"Antes de que se convirtiese en un partido religioso, los republicanos eran más que respetables", afirma el autor de "American Psycho", Bret Easton Ellis.

"Procedo de una familia que votaba tradicionalmente a los republicanos, que era conservadora en los temas económicos, pero progresista en asuntos sociales", señala el novelista en declaraciones al semanario francés OBS.

"No querían pagar impuestos y sentían desconfianza hacia el Gobierno, pero estaban a favor de la igualdad de derechos para los homosexuales y el feminismo".

Easton Ellis cree que el actual favorito entre los aspirantes a la candidatura republicana a la Casa Blanca, el demagogo y xenófobo Donald Trump está haciendo algo "tan extraordinario" como aniquilar su propio partido, "lo cual es bueno".

La segunda cosa buena que ha hecho Trump, según el escritor, es "aterrorizar" a los grandes medios de comunicación de masas de su país, entre ellos The New York Times, "que le miraban con mucha condescendencia y creían poder imponerle sus reglas para hacerle volver al redil".

Para esos medios, Trump es un megalómano exaltado, que ofrece continuamente titulares escandalosos no solo a la prensa de su país, sino a la de otros países, que sigue muchas veces la campaña electoral norteamericana como si fuese propia.

Por cierto que, tal vez por comparación con Trump, a otros aspirantes republicanos los presentan los medios de todo el mundo como "moderados", lo cual no puede estar, decimos esta vez nosotros, más lejos de la verdad.

La gran esperanza blanca de los "moderados" de ese partido es el senador del Estado de Florida Marco Rubio, de quien se dice que podría unir al partido, actualmente polarizado entre Trump y ese otro político de ideas extremas como es Ted Cruz.

Y, sin embargo, basta ver algunas de las ideas que ha expuesto en su campaña el senador Rubio para ver que su "moderación" es solo un espejismo.

Rubio quiere acabar, como otros republicanos, con la reforma sanitaria del presidente Obama, que, pese a sus muchas carencias e indudables beneficios para las aseguradoras, ha beneficiado también a las capas más pobres de la población norteamericana.

Sus propuestas fiscales, que incluyen la abolición del impuesto sobre las rentas del capital, serían un nuevo regalo para los ricos en un país donde se profundiza, como en todas partes, el foso entre una riquísima minoría y el grueso de la población, cada vez más empobrecido.

Como muchos otros republicanos, Rubio no cree, contra toda evidencia, que esté demostrado científicamente el cambio climático o al menos no cree que se deba a la acción del hombre sobre la naturaleza.

Y, sin llegar a los extremos racistas de Trump, quiere endurecer la legislación contra los inmigrantes que llegan a través de la frontera con México.

Rubio es además profundamente religioso y así, según él mismo ha declarado en alguna ocasión, si se produce un conflicto entre las leyes humanas y la ley de Dios, esta última debe tener prioridad.

Si esto es moderación, que venga Dios y lo vea.

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