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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los cálculos

De modo que, a juzgar por algunos de los datos que salen de la Xunta, da la impresión de que el gobierno gallego ha decidido olvidar el sabio consejo del refranero que advierte que con las cosas de comer no se debe jugar. Y, francamente, poco hay más relacionado con la vida diaria -y con más efectos sobre ella- que los cálculos acerca de la evolución de la Economía porque de ellos salen los Presupuestos y de ellos, al final, la cesta de la compra de toda la ciudadanía.

Se dice lo que precede porque el ejecutivo que preside el señor Feijóo echó unas cuentas que, como poco, habría que calificar de optimistas. Y no tanto por el crecimiento anual estimado -un 2,5- cuanto por el nivel de paro que se aguarda para 2020, que se sitúa en un diez por ciento, reducción propia de aquello que se llamó "el milagro alemán" en tiempos de Ludwig Erhard, pero que aquí no parece al alcance.

Y no se trata de pesimismo endémico ni farrapos de gaitas. Hay motivo para el recelo, primero porque la Xunta ha fallado ya, y bastante, otras veces y además ahora las perspectivas globales no son como para tirar cohetes. Y, aparte, la duda sobre el futuro gobierno de España, y la muy alta posibilidad de que lo firmen el PSOE y Podemos, añade bastante más inquietud a los pronósticos.

Con las cosas así, hay posibilidad de que las cuentas que hace el gobierno gallego sean las propias de un año electoral; nadie, en sus vaticinios anunciaría un fracaso o un aumento de la pobreza, al menos si está en su sano juicio. Y sobre todo si se tiene en cuenta que el fallo, de haberlo, se conocería después de los comicios. Suena cínico, pero tal como está la política ahora mismo, esa es una hipótesis que no debe descartarse.

Hay otro dato que tampoco invita a la satisfacción: incluso en el caso de que las cuentas de la Xunta saliesen, la diferencia con las del gobierno central -que presentan "pecados" muy parecidos a las gallegas-, reduciría en muy poco las distancias y por tanto mal podría hablarse de convergencia con la media estatal. O sea, que en euforia va a ser que no.

Dicho todo ello, y aún a costa de excederse en lo negativo, hay algo que añadir; la posible alternativa a esos cálculos es aún peor. Con las previsiones existentes, al PPdeG podría sucederle en octubre un gobierno presidido por el complejo Podemos-Marea, con el PSOE a cierta distancia, y eso sería mucho peor que el error del equipo económico actual. Pero no solo por miedos teóricos: es que hay ya pruebas contables de que los socialistas no son de fiar y los otros ni siquiera tienen un proyecto común y viable para hacer prosperar al antiguo Reino.

¿No...?

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