Se aproxima el día de fin de año, que además de ser un día especial para muchos de nosotros, también es el día de todo el año que más drogas tanto legales como ilegales se consumen, sobre todo en las fiestas del fin de año y mayoritariamente los jóvenes que asisten tanto a fiestas de amigos como a discotecas.

Son muchos los que hacen grandes negocios con su venta e incluso con la promesa de recuperarnos rápidamente de las resacas, pero no debemos banalizar las consecuencias negativas de lo que muchos han llamado de forma equivocada "drogas recreativas", lo que nos ha llevado a generar una imagen de que tomar drogas va asociado a "pasárselo bien" y no a los probables efectos negativos.

Conviene destacar las potenciales consecuencias negativas para el propio consumidor de alcohol y drogas, así como también para las personas del entorno del consumidor (conflictos domésticos y familiares, malos tratos, accidentes de tráfico, peleas, conductas sexuales de riesgo, etc.).

Los atracones de bebida que provocan un estado de intoxicación alcohólica (en muchas ocasiones se consume unido a cannabis y cocaína u otras drogas estimulantes como el éxtasis), producen un daño sutil pero contundente en el cerebro y estos efectos son más elocuentes en los cerebros de los jóvenes menores de 25 años ya que son muchos los estudios que sostienen que el cerebro adolescente, por encontrarse en proceso de desarrollo, es más sensible y vulnerable a la exposición al alcohol y otras drogas.

Es por ello que los progenitores no debemos esperar al mismo día para hablar de este tema, ya que en el momento emocional en el que se encuentran, no nos hará el mínimo caso y daremos la sensación de predicar "el sermón de turno".

Por ello debemos sacar el tema de conversación los días previos al 31 para que de forma pausada los padres puedan dialogar con sus hijos si es que planean salir a una fiesta por esta fecha, sobre los riesgos que ocasiona el consumo de drogas y sobre todo desarrollar la confianza suficiente para que en caso hipotético de problemas los padres no sean los últimos en enterarse.

*Manuel Isorna es responsable del SPAD de Catoira y profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación de Ourense.