Enrique Parra Ferradáns, un pontevedrés de pro, nacido en el corazón del casco viejo (concretamente en el número 11 de la calle Isabel II), escribió un libro imprescindible sobre la historia del coso de San Roque. Sin embargo, no hizo lo propio con la historia del cine en esta ciudad. Esa faena no tiene perdón.
Entre los toros y los cines transcurrió la larga vida de Parrita en su Pontevedra del alma. Con veinte añitos estuvo como operador en la cabina de proyección el día de la inauguración del Victoria, tras su paso como meritorio por el Teatro Principal. Luego ascendió a jefe de cabina y como tal estrenó el teatro-cine Malvar. Allí se jubiló muchos años después.
A su estancia en el Victoria debió su conversión en "el cartelista" por excelencia de los grandes estrenos habidos y por haber, primero bajo la pantalla interior y luego en la fachada principal. Al conocer sus dibujos a tinta china en unas diapositivas que se proyectaban como anticipos de las películas venideras, el mismísimo Isaac Fraga vio en Parrita al hombre que buscaba para materializar su idea de llamar la atención del público. "Un cine sin cartelería -decía el empresario- es un cine sin vida".
Un espectacular cartelón de "Duelo al sol", con aquel triángulo amoroso entre Gregory Peck, Jennifer Jones y Joseph Cortten, lo lanzó al estrellato. Nunca le faltó trabajo, incluso para pintar algunos comercios.
