El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, ha dicho por fin alto y claro aquello que ningún gobernante (de izquierdas o derechas) ha tenido hasta ahora el coraje de denunciar: que el Puerto Exterior de A Coruña es un despilfarro, un gasto milmillonario injustificable. Un proyecto descabellado. La comparación con el aeropuerto fantasma de Castellón se queda corta. Langosteira, pese al bochornoso silencio que guardan esos mismos que denuncian los fastos en otros puntos de Galicia -siempre más al sur-,pasará a la historia, sí, pero como la infraestructura que nunca debió construirse. Como el paradigma de la frivolidad de la Administración con el empleo del dinero público. Como el ejemplo más acabado del localismo irresponsable y dañino.