Tras el bochornoso episodio de las comidas en mal estado servida en los colegios de Vilagarcía resulta cuando menos extemporáneo que Argimiro Serén anuncie que va a convocar la primera reunión del consello escolar municipal para hablar de ello. El concejal llega tarde porque el problema, aunque de forma provisional, ha quedado resuelto por vía de decreto.
Probablemente, el Consello Municipal nada tenga que decir sobre la organización de los comedores, pero aunque no le corresponda tampoco se le prohíbe estar atento a lo que pueda suceder en ellos.
En las mesas se sientan niños de Vilagarcía, muchos de ellos, hijos o nietos de quienes les votaron en mayo para que hoy estén al frente del gobierno local.
Competencias propias o ajenas aparte, el hecho de que a estas alturas del curso se constituya el Consello Escolar Municipal demuestra muy escaso interés por resolver los problemas relacionasdos con la educación.
Siendo verdad que las necesidades educativas son enormes y que la potestad está atribuida a la Consellería de Educación, también es real que los Ayuntamientos tienen un papel muy importante de seguimiento de lo que ocurre en los centros cada día.
Y en unas semanas se han multiplicado los problemas como el cierre del gimnasio del colegio de Rubiáns o las goteras en el colegio A Lomba, sin olvidar lo poco que el gobierno local socialista hizo por mantener la escuela unitaria de Pedroso que cerró porque alguien no quiso que fuera posible completar la matrícula.
