O Grove es uno de esos pueblos que suelen mostrarse orgullosos de su pasado, que presumen de sus raíces y que saben unirse siempre que es necesario. Es cierto que siempre existió duplicidad de casi todo, que tenía que haber dos equipos de fútbol porque no llegaba con tener uno, dos de baloncesto, dos de remo, dos partidos de derecha, dos de izquierdas, dos de centro y dos alcaldes, si hiciera falta. Pero cuando toca estar unidos, los mecos saben estarlo. Ya lo dice la leyenda que habla de que los vecinos se unieron para ajusticiar al señor feudal y lo colgaron en la higuera del Monte Siradella, cuyo tamaño actual ofrece muchas dudas al respecto. Lo hicieron así, todos a una, como en Fuente Ovejuna.

Se ha repetido este episodio tantas veces, se ha contado a los niños en tantas ocasiones y se ha utilizado para escribir tantas historias y guiones que uno ya no sabe si aquello de matar al meco fue un cuento o sucedió en realidad. En cualquier caso, desde entonces los ciudadanos grovenses lo repiten una y otra vez para presumir con orgullo y demostrar que saben estar juntos cuando hace falta, como lo estuvieron en los últimos años ante diferentes episodios que por unos motivos u otros consideraron injusticias. Y no solo eso, sino que usan el término meco como gentilicio y como tarjeta de presentación, presumiendo de ello como presumen de su forma de hablar, de sus centollos, de sus costumbres, de su Festa do Marisco y de su pueblo.

Ayer volvieron a unirse y a reunirse para disfrutar tanto de la fiesta de su patrón, San Martiño, como de un acontecimiento de tintes históricos como la vuelta a escena de "O señor feudal ou quen matou ó meco?". Fue una multitud la que acudió a misa, saboreó los callos, bailó o asistió a cualquiera de las actividades programadas para homenajear al santo patrón. Como fueron muchos, todos los que podían entrar a la Casa da Cultura, los que quisieron sumergirse en el pasado a través del teatro, pero también para dejar claro que están orgullosos de ser mecos y de su historia.

Ni ellos ni nadie debe olvidar que un pueblo orgulloso de su pasado es un pueblo que tiene mucho futuro.