El pasado mayo mis compañeros y yo iniciamos las pruebas de la oposición para cubrir una plaza en el cuerpo facultativo superior de la Xunta de Galicia (A1) en la escala de arqueólogos. Tras un año de estudio con la siguiente situación:

Para el primer examen, el tribunal nos preparó un test en el que el 18 por ciento de las preguntas específicas eran una copia literal de las del examen de la anterior oposición a esta escala.

La segunda prueba del proceso consistía en la exposición escrita de tres temas elegidos al azar, por lo que su preparación no le supuso al tribunal ningún esfuerzo.

Para el tercer ejercicio, una prueba práctica a elegir entre dos. El tribunal, en un alarde de buen hacer y laboriosidad, ni se preocupó de redactar unos nuevos exámenes y utilizó dos ejercicios de la oposición anterior conocidos por los opositores, hecho que eliminó la posibilidad de mejorar las puntuaciones en la calificación total.

Por supuesto, presenté alegaciones contra esta última prueba pidiendo su anulación y repetición. El tribunal no tuvo a bien considerarlas y enmendar su actuación, procediendo a la corrección de los exámenes que tuvo el resultado previsto: puntuaciones similares.

Tras esto varios participantes pedimos la revisión de los exámenes y la comunicación de los criterios de evaluación. La contestación del tribunal fue que, para una prueba en la que se hacían preguntas muy concretas y se puntuaba con centésimas, " no utilizó un modelo oficial de respuestas sino que la valoración se realizó según lo establecido en la convocatoria", es decir, valorando el rigor analítico, la sistemática y la claridad de ideas. ¿Nos están diciendo que los han valorado "a ojo"?

Como creo que queda demostrado por todo lo expuesto, el tribunal formado por Roberto Pena Puentes, Fernando González Abeijón, Alfredo Seara Carballo, José Manuel Estévez Saá, Laura María González-Dopeso, Alberto González Fernández, Ana Isabel Pro Rodríguez, Mónica Carrera López, Mª del Mar García Miraz, Eugenio Rodríguez Puentes y Pedro Predouzo Devesa, ha actuado durante todo el proceso selectivo con una irresponsabilidad, holgazanería y desconsideración "ejemplares", no siendo capaces ni de elaborar unos exámenes adecuados a la plaza ni de admitir y corregir su error. Y lo que más ofende, aparte de su ineptitud, es su absoluta falta de consideración hacia el esfuerzo, el tiempo, el trabajo y las diferentes situaciones personales de quienes optábamos a la plaza.

Espero que esta carta pública sirva para denunciar una manera de actuar que se aleja de los principios básicos que se esperan del funcionariado y para que los responsables de garantizar la transparencia y objetividad en los procesos de selección de personal de la Xunta de Galicia adopten las medidas necesarias de cara a controlar la actuación de los tribunales de calificación.

*Arqueóloga