En el debate sobre las medidas de impulso a la natalidad acostumbra a existir cierta confusión entre actuaciones que efectivamente pueden animar a que se concreten los deseos de procrear y otras que lo que persiguen es mejorar la situación de las familias con hijos respecto a las que no tienen.

Comenzando con las medidas en pos de incrementar la tasa de natalidad hay que referirse, en primer lugar, a la propia situación del mercado de trabajo. Sin oportunidades laborales y una cierta estabilidad es difícil comenzar a pensar en tener hijos. En segundo lugar están las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar (flexibilidad de horarios, incentivo a la contratación a tiempo parcial) son claves. En tercer lugar, aparecen los servicios específicos: guarderías, servicios complementarios en colegios (madrugadores, comedores?) A partir de lo anterior, las subvenciones y desgravaciones fiscales solo serían un instrumento de incentivo a la natalidad si fuesen muy potentes. Pongamos un ejemplo extremo. Si las familias con hijos no pagasen IRPF o cada hijo generase el derecho a percibir una subvención de 1.000 euros mensuales hasta los 18 años, estoy convencido de que la tasa de natalidad gallega repuntaría hasta encabezar rankings europeos. Habría flujos migratorios de entrada cuantiosos. Pero el coste presupuestario de la medida sería tan alto que las hace inviables económica, política y socialmente.

Por eso, las subvenciones por nacimiento y beneficios fiscales deben verse en la práctica más como un instrumento para equilibrar el trato fiscal de las parejas con y sin hijos. Es decir, para promover una equidad horizontal que hoy es precaria. Las desgravaciones en IRPF, por ejemplo, apenas si alcanzan para el material escolar y otros gastos relacionados con la educación que existen incluso aunque se opte por centros públicos.

En definitiva, me parece que la Xunta ha trabajado en la buena dirección en la oferta de plazas de guardería, se ha avanzado en servicios escolares, y las posibilidades de conciliación laboral son óptimas si se trabaja en la administración autonómica. Al contrario, poco efecto pro-natalidad debe aguardarse de subvenciones directas a la natalidad de 100 euros al mes; aunque es verdad que estas medidas pueden ser útiles para mejorar el trato de la administración a las familias con hijos. Pero en ese caso, no deberían asociarse a la renta, porque lo que buscan es equilibrar a iguales con y sin hijos.

Donde más tenemos que avanzar es en la creación de empleo y en los horarios de la empresa privada. Pero eso exige mucho diálogo y colaboración.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP