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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las actas

Así pues, ante la posible -o quizá más que eso, vista la airada reacción del BNG a los contactos- cercanía de un acuerdo entre Anova, EU y Podemos, y dicho sin mala intención, convendría que quienes firmen la lista única que saldría del pacto, expliquen al personal unas cuantas cosas. Al de su parroquia y el de las vecinas e incluso también al de otras feligresías, que entre unos y otros se va a jugar mucho en las elecciones de diciembre.

No es la primera vez que se reclama, conste, semejante iniciativa ni tampoco lo sería que los promotores de la alianza diesen la callada por respuesta. Un silencio que quizá tenía algún sentido cuando el acuerdo parecía lejano -porque entrar en detalles podría crear grietas antes de tiempo entre las partes-, pero ahora que todo parece cerca de cerrarse, es el momento oportuno para decir de qué van. Y habrán de hacerlo al por mayor y al detalle.

Es ésa, en cierto modo, una conveniencia pedagógica no solo para conocimiento y efectos de sus ideas sobre la gobernanza del Estado sino también acerca de qué Estado quieren gobernar caso de que puedan. Algo no solo conveniente sino necesario habida cuenta de que entre los posibles firmantes hay federalistas, confederales y soberanistas, y el personal -todo- a quien se le pida el voto tiene derecho a que no lo vuelvan loco con las ofertas.

Ítem más. Que como no solo se trata de qué se gobierna, sino de cómo se hará, resulta imprescindible que el programa común de las listas unitarias explique si su futuro plan económico es por ejemplo el de Podemos de antes o el de ahora -tras la mutación de Tsipras- o el de Izquierda Unida. Especialmente ante la eventualidad de que sus propuestas no sean adecuadas para la Unión Europea.

(En este punto quizá fuese oportuno reclamar también datos sobre las intenciones de los posibles electos gallegos de esa coalición en las Cortes Generales. Las darán, pero en el fondo importan poco: van a donde van para tratar "affaires d'État" y, de paso, atender a los de este antiguo Reino, pero quizá tengan margen en el caso -poco probable- de que gobiernen. Pero preguntar no estorbaría, por si acaso)

Todas esas cosas y motivos justifican que se pida información de los acuerdos. Y para mejor proceder aún, las actas fundacionales de la coalición, si lo es, o de los acuerdos puntuales, si no va a más. Para saber todo lo que se dijo y se firmó y, de paso, si esas actas son de nacimiento de algo nuevo cara a 2016 en Galicia o acaso de defunción de los dogmas que alguno de los posibles aliados declaró durante lustros "irrenunciables". Porque el saber no ocupa lugar.

¿Verdad?

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