Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Yo vivo del mar"

La localidad coruñesa de Portosín es hoy punto de encuentro del sector de bajura, cansado ya de tanta inacción -cuando no inhibición- por parte de las administraciones que tienen que ver con el sector marítimo-pesquero. El cerco, en particular, se ve zarandeado por esas administraciones que ni hacen ni dejan hacer en pesquerías como la del bocarte, el jurel, la sardina y la xarda, básicas para la supervivencia de cerca de un centenar y medio de embarcaciones y casi un millar de tripulantes y sus familias.

Son embarcaciones que, al igual que las dedicadas a la volanta, artes varias, etc., buscan su lugar al sol -o lo que toque- para poder sobrevivir en un mundo en el que todo es negativo y nada o casi nada positivo, al decir del famoso entrenador de fútbol. Y todo ello ante el silencio, no sé si culpable, de las cofradías de pescadores que, desde las pasadas elecciones están como viendo pasar el tiempo por la puerta de Alcalá, más o menos próxima al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

El "encuentro" de Portosín va a ser, cuando menos, sonado; pero no será, previsiblemente, el último por cuanto el hartazgo de los marineros del Norte, el Mediterráneo y el golfo de Cádiz les lleva a apuntar directamente a la Secretaría General de Pesca y el Ministerio que la cobija, las comunidades autónomas y, muy especialmente, a la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, a la que señalan para decir que, desde hace meses, apenas mueve ficha y su presidente parece estar ya más pendiente de su cese, dentro de tres meses, que de resolver los problemas que afectan a miles de sus afiliados.

Esta Federación Nacional necesita un revulsivo, a juicio de los patrones, armadores y tripulantes de los barcos de bajura, que claman por la presencia de gente joven en las estructuras del órgano de gobierno de los pósitos españoles. Estos son cada vez menos en el seno de la Federación, y otras entidades u organizaciones civiles surgen -especialmente en el Mediterráneo, Galicia y Asturias- para recordar que el mar necesita acción y esta puede seguir el camino de Madrid coincidiendo con una jornada de amarre generalizado de barcos a semejanza con las tractoradas protagonizadas por los ganaderos españoles y comunitarios en días pasados.

Una bandera amarilla con grafía negra está siendo enarbolada por medio millar o más de embarcaciones de todo tipo en todos los mares españoles. Proclaman un silencioso y a la vez llamativo "Yo vivo del mar", y se extienden como aceite en el agua hasta ahora tranquila de las instituciones. Va a ser, de verdad, quien marque la existencia de un antes y un después. Los llamamientos a la unión de las fuerzas y los planteamientos son constantes. Y los realizan, además de los tripulantes, sus patrones, sus armadores, muchos patrones mayores de cofradías españolas de pescadores, mariscadoras, volanteros, xeiteiros, cerqueros y un largo etcétera de trabajadores de la mar, que prefieren la concentración reivindicativa a la muerte por inanición, víctimas de los dineros del Fondo Europeo de la Pesca dirigidos al desguace de buques.

Portosín puede ser un ejemplo a seguir. Ojo al dato.

Compartir el artículo

stats