¡Ah queridos míos, vuelvo de Portugal gratificado! Me he dado una vuelta vacacional por Oporto, paseando entre su nueva y vieja arquitectura, recorriendo su centro histórico, patrimonio mundial de la UNESCO, gozando de la hospitalidad de los portugueses, que siempre consideré, desde sus clases más populares a las más altas, de muchos mejores modos y maneras que las nuestras. En Oporto dormí en el hotel Teatro, un antiguo espacio escénico en la calle Sá de Bandeira en el que entras en teatral penumbra,andas entre trajes de época y telones, cenas entre bambalinas ante un gran mural fotográfico que recoge un atiborrado patio de butacas quizás de los años 60 y duermes como en un reservado. En medio de un frío llevadero paseamos por la comercial rúa de Santa Catalina, pasamos ante el mercado del Bolhao, la Torre dos Clérigos, la librería Lello... y nos fuimos a cenar a la Ribeira, ante el Duero.

Al Don Tonho, como siempre

Hay mucho para elegir donde comer en Oporto pero yo en la Ribera tiendo a caer en el Don Tonho antiguo, no solo por su comida tradicional bien facturada (una alheira de casa, una dorada, un bacalhau da casa...) sino por la simpatía que me despierta José Pereira, un empresario currante desde la base, activista en su tiempo contra la dictadura y heredero quizás de esa etapa combatiente de una ética empresarial. Socio del cantante y productor musical Rui Veloso (un Serrat en Portugal) y hombre afable, con muchos amigos a izquierda y derecha. Nos dieron una mesa junto a la ventana ante un Douro velado por la noche y acabamos con un aguardente vella todo el equipo.. . o lo que fuéramos.

Posando ante San Teutonio

Nos despedimos de Portugal mirando a Tui desde la fortaleza de Valença. En la Pousada de San Teutonio, una de esa magníficas "pousadas" que cuidan celosamente en Portugal mientras España abandona poco a poco sus no menos magníficos paradores. No todo es igual si consigues la habitación 111, con amplio ventanal y balcón sobre las murallas, abajo el pai Miño y, al fondo, Tui y sus luces cuando cae la noche. Allí puedes saludar a su director, Neiva. un portugués amable con porte de la City londinense que ama Vigo, donde tiene buenos amigos. Y, al lado de la misma posada, a Vicente "Dorian", el vigués que tiene allí hace años su tienda de antigüedades.

Amandio, cariño nuestro

Y hoy, queridos, es el último día del año y nos despedimos deseando lo mejor para el próximo, que sobrevivamos dignamente a este desastre. Hoy me despido hablando de nuestros hermanos portugueses, y hablo de Amandio, el del restaurante Amandio de Caminha, que ayer pasó por Vigo y por El Capitán y nos dejó un queso da Serra superior y uno de esos vinos portugueses de mucho respeto. Dice Amandio que estemos atentos porque empieza la época de la lamprea y angulas, en que él se considera un rei miñoto.