La Jefatura Provincial de Costas ha concedido autorización para el transporte marítimo de viajeros desde Vigo a las playas de Rodeira, Nerga y Santa Marta, en Cangas del Morrazo. Es un vieja aspiración del regidor municipal, impulsor de la iniciativa.

Aún está por explicar cuál o cuáles son las razones que justifican dicha pretensión. Si el interés por facilitar un servicio a los eventuales usuarios que no acuden a esas playas, si el intento de desahogar el tráfico por las carreteras que llegan a ellas, si la búsqueda de negocio para la hostelería local y las empresas navieras en temporada alta, que si acompaña el buen tiempo ya consiguen altos picos de utilización. O simplemente saturar unas playas que en los meses de julio y agosto sobreabundan de bañistas.

Es cierto que si se comparan con las mediterráneas o las isleñas, Rodeira, Santa Marta, Nerga y la nudista Barra, siguen siendo ralas incluso en los fines de semana de mayor afluencia.

Pero a nadie se le pasará por la imaginación, y mucho menos a un regidor inteligente como el de Cangas, concebir estos arenales como un destino similar a Benidorm. Incluso a Samil, en esos días en los que se tocan las toallas y no queda arena para caminar.

Ni Rodeira, Nerga, Santa Marta y ninguna de las 38 playas censadas de Cangas pueden convertirse en remedo de los que en turismo se denominan destinos de sol y playa.

Aunque en realidad, el proyecto de ampliar el transporte de ría a los citados arenales del Morrazo, se quedará reducido a Nerga, que es el verdadero objetivo.

El propio regidor ya advierte que es muy difícil que se establezca el servicio a Santa Marta, contigua a Limens, por su pequeño tamaño y porque no tendría suficiente demanda.

Recuperar el barco al viejo muelle de la playa de Rodeira, herrumbroso y esquinado, no parece verosímil, cuando existe el transporte regular, con atraque seguro. Los 900 metros que median de una punta de la playa a otra es poco menos que la distancia que existe entre la estación de Cangas y el comienzo del arenal.

Es evidente que a la compañía que realiza el transporte regular, Mar de Ons, no le interesa en absoluto reestablecer el servicio al viejo muelle, que carece de la seguridad del regular. Sólo podrían optar Nabia u otra compañía naviera, que tal vez no encontrasen el pasaje suficiente para hacer negocio si se formaliza un contrato exigente, con horario fijo.

En resumidas cuentas que se trata de abrir una nueva línea a la joya de la corona, a Nerga, una playa de 700 metros de longitud, que como las más frecuentadas de la ría mantiene todavía una densidad de bañistas aceptable en comparación a las masificadas del Sur.

Pero no conviene olvidar los elementos de contraste. Nerga, en determinadas fechas ya está superpoblada de barcos de recreo, que atracan a la vista y llenan el arenal de botes auxiliares.

Además una línea regular crearía problemas. El primero, y no es asunto menor, la instalación de un pantalán, y el acceso de los barcos de línea, que quiérase o no introducen un plus de peligrosidad que nadie podrá negar a una playa actualmente tranquila.

Existe una regla no escrita, de sentido común, que dice que cuando las cosas están bien lo mejor es no cambiarlas, porque en lugar de mejorar pueden empeorar. ¿Por qué no se deja el tráfico marítimo como está? Si se quiere mejorarlo, valga esta sugerencia, ¿por qué cuando llega el buen tiempo no se recupera el horario semanal entre Cangas y Vigo -también el de Moaña-, de viajes cada media hora, sábados y domingos? ¿O por qué no se prolonga los fines de semana el horario nocturno?

Los gustos, los alojamientos y la residencia estival de los usuarios regulan las frecuencias de quienes eligen cada playa. La gente tiene sus preferencias, y cuando llega la temporada de baños se dispersa por el Miñor, por el Morrazo o por la ría de Arousa. Y hasta ahora, todos contentos. ¿Por qué se quiere modificar artificialmente esa concurrencia cuando existen tantas posibilidades?