Sobre derecho y justicia sé lo justo, y nada puedo opinar. Sobre organización de los servicios públicos sé algo más. Y desde esa perspectiva, la reforma en la organización territorial de la justicia que se plantea desde el Ministerio es un disparate, al menos en el caso de Galicia.

Las provincias, en general, no existen. No son espacios homogéneos ni en lo económico ni en su geografía humana. El área urbana de Ourense tiene mucho más que ver con la de Santiago de Compostela que con Manzaneda. Por eso no es lo mejor pensar los problemas y diseñar las soluciones desde un enfoque provincial. En todo caso, la cosa puede valer, más o menos, para provincias como Lugo y Ourense; donde existe un claro núcleo central que acumula una proporción sustancial de los habitantes. Pero no vale en las provincias con múltiples núcleos. Por eso no vale en Pontevedra ni en A Coruña. En esos casos hay que pensar en estructuras policéntricas, como se hace con la atención sanitaria, por ejemplo. Por eso hay que explicarle al Ministerio que Vigo, Ferrol y Santiago de Compostela deben ser núcleos de referencia también en la prestación de servicios judiciales. No es localismo. Es racionalidad.

Los localismos aparecen en otras partes y en otros discursos, que me cuesta entender. La tentación del localismo es comprensible en quien es muy pequeño y corre el riesgo de quedarse descolocado en un escenario donde las estrategias se plantean de forma global. Pero cuando se es una de las dos grandes áreas metropolitanas de Galicia, el punto central de la eurorregión, el núcleo industrial e innovador por excelencia, la situación cambia. Lo que toca entonces es apostar por estrategias globales en las que, por lógica, toca ser líderes. A ser localistas pueden jugar todos. A ser líderes, muy pocos. Afortunadamente hay instituciones en Vigo que lo han entendido y lo practican: la Universidad, el Club Financiero, la Zona Franca?

*Director de GEN (Universidade de Vigo) @SantiagoLagoP