Sí, ya está bien. Y como todo tiene un límite, hay que buscárselo con urgencia al continuo "aldraxe" cometido con Vigo por organismos oficiales obligados a impartir imparcial colaboración a cuántos de ellos dependen. Pero, remedando a la Real Academia Española de la Lengua, se empeñan en limpiar, pulir, fijar, brillar y dar esplendor a este vocablo gallego de bella fonética y oprobioso significado, obligándonos a utilizarlo con tanta frecuencia que adquiere la condición de muletilla.

El manido tema de las subvenciones oficiales, que no deja de insultarnos por su caprichosa y partidista distribución, acaba de poner en escena otro "aldraxe" que, por el escaso significado de su intrínseca consecuencia, presenta visos de intencionada burla. Hay que gastar muchos frascos de maquillaje con base de cemento para atreverse a justificar el desvío a Cee del crucero "Le Boreal", que tenía programada su visita a Vigo el próximo día siete de mayo. Y se hace utilizando una vez más subvenciones con fondos procedentes de la Xunta y, por tanto, en parte suministrados por nuestra ciudad. Jugada trapera que además escenifica un despropósito, porque incluso -y con el mayor respeto para Cee-, cabe añadir que a los pasajeros del superlujoso navío les va a sorprender la magnitud del lugar elegido

Parece evidente que la insaciable voracidad para dar dentelladas a la primera ciudad de Galicia no acaba de ver saciado su apetito con los cadentes temas del que consideran suculento menú a base de un raptado Partido Judicial, un primer plato del expolio de la Caja de Ahorros y el segundo del discriminado Peinador, al que ahora añaden el postre del escamoteo de cruceros.

Y haciendo sospechar que todo responde a una prevista planificación, acabamos de enterarnos de lo que piensa la Xunta respecto a Porto Cabral, con descorazonadoras declaraciones de altos cargos; amenazando con la más estricta vigilancia posible ante el riesgo de que Vigo consiga una inversión extranjera de quinientos millones de euros y asegure tres mil puestos de trabajo. Dada esta clara vocación de vigilar estrictamente dónde y cómo se invierten fondos extranjeros, hay que pensar que, posiblemente por un problema de afonía, no pudieran levantar la voz en relación al despilfarro de Langosteira. Claro que el puerto exterior coruñés se sufraga con fondos españoles y por la confianza que hay con los asuntos caseros no hay que someterlos al exhaustivo filtrado aplicado a los que vienen del exterior. ¿Negligencia u objetivo?

Y como éramos pocos, parió la abuela y la portavoz de un partido con representación municipal aboga claramente por eliminar la posibilidad de que se consiga esta extraordinaria inversión y empleando argumentos demagógicos, que reiteradas experiencias atestiguan su invalidez, ya que el aluvión de visitantes de fuera de la ciudad supone un plus de ayuda al pequeño comercio. Y en todo caso se evitaría que fuésemos los vigueses los obligados a desplazarnos al lugar donde se produjese la alternativa a Porto Cabral

De verdad, ya está bien. Basta ya debe ser el clamoroso y unánime grito de todo Vigo para exigir un trato justo, imparcial y sin discriminaciones. Disponemos de argumentos tan diáfanos que casi parecen perogrulladas y no es de recibo que pese a ello no nos quieran oir o no entiendan nuestro idioma, bien porque los interlocutores presten oídos sordos o porque hablen otra lengua. Y si esta es su condición lo lógico sería pedir a las urnas que los sustituyan. Y que cada palo aguante su vela.