Aparentemente se comienza a vislumbrar luz, es como cuando despertamos por la mañana y durante un momento intuimos que ya es un nuevo día, pero no del todo claro.

Nuestra Galicia turística está en ese momento, tiene que estirarse, bostezar y levantarse. Ayer vivimos de la nostalgia, del buen comer, de aquella frase famosa "qué verde era mi valle...". Pero hoy no, hoy toca currar, hay que ponerse un uniforme de combate y salir a pelear, a convertirnos en un destino y valga la redundancia, no dejar en manos del destino nuestro futuro turístico.

Como todo en este nuevo despertar, el turismo es competencia. Hay que ser una gran empresa que sepa fabricar bien y barato, tenemos que mejorar nuestro marketing, la comunicación, la innovación...

Ya pasaron los tiempos de apoyarnos en las instituciones, que hicieran el trabajo señores que a las tres estaban a otra cosa. El sector turístico debe saber andar ya solo sin la ayuda del condicionante taca-taca de la administración, que aún bienintencionada no era conocedora de las necesidades reales, y disparaba sin demasiada puntería.

Ahora, recién levantado por la mañana, tiene fuerzas, y sorprendentemente es consciente de estar bien equipado. Es un señor sector (11,5 % del PIB gallego), únicamente necesita el respeto social, que ya debería tener ayer.

La necesidad de trabajar sobre los valores añadidos es esencial, ya no se vive de lo de siempre, y al igual que alguien añadió chorizo a los mejillones, hoy la catedral de Santiago puede tener una playa que se llame Samil.

Ha sido probablemente ese vivir de espaldas unos con otros, lo que ha propiciado durante muchos años que nos costase enormemente proyectar la marca Galicia, sobre todo si queríamos salir de los tópicos facilones y mostrarnos como un atractivo turístico real, con modernidad, nuestras nuevas generaciones de profesionales así lo demuestran.

Con esto no quiero decir que no esté bien lo de siempre, pero también es cierto que está sobre explotado, y una tremenda cantidad de destinos y activos turísticos estaban desdeñados por nosotros mismos.

Somos los primeros que debemos creer en nuestro potencial, mirar lo que en muchos casos hay debajo de nuestra casa, despertar de una vez, y creernos muy pero que muy atractivos. Entonces pondremos a Galicia en el mapa.

Creo en el potencial enorme del turismo gallego, trabajo en él, quiero lo mejor para él, porque sé que también es lo mejor para todos los gallegos.

Bienvenidos a Galicia desde donde estéis, aunque cueste un poco llegar, merece mucho la pena. ¿Nosotros? A salir ya de la cama, que ya es hora, hay que levantar.

Gerente de la Asociación de Hostelería de Vigo