España tiene que seguir reduciendo su déficit en los próximos años. Para cumplir con las exigencias que nos imponen desde fuera. Pero también para frenar el crecimiento del ratio deuda/PIB, que absorbe cantidades crecientes de recursos públicos para el pago de intereses y nos hace más débiles ante tormentas financieras internacionales.

El plan del gobierno es hacer recaer el ajuste que falta sobre todo por el lado del gasto público. Solo un séptimo del ajuste se produciría vía incremento de la recaudación. El resto, recortes de gasto o reducciones automáticas por la mejora de la coyuntura, por ejemplo en la factura del seguro por desempleo. De hecho, el gobierno lanza mensajes de rebaja fiscal y la reforma fiscal que pergeña no tiene en la obtención de más recursos uno de sus objetivos fundamentales.

¿Es razonable este enfoque? Para arrojar luz al respecto es muy interesante el gráfico adjunto, elaborado por Ángel Laborda, a mi juicio el mejor analista de coyuntura que tenemos en España. En él se compara la situación de España en gastos e ingresos públicos respecto a la media de la zona euro. Las cifras aparecen relativizadas por la riqueza relativa de cada país (su PIB). El gasto público es en España significativamente inferior y ha seguido un perfil similar al resto, de forma que las líneas de gasto en España y la zona euro son muy parecidas. Las cosas son radicalmente diferentes en el caso de los ingresos. Los perfiles son muy diferentes. La caída en España fue muy superior. Y toca recuperar el nivel.

Por eso, me parece que sería más razonable buscar un nuevo equilibrio con unos ingresos en el entorno del 41% que en el 38%, como pretende el gobierno. Pero eso nos llevaría a un ajuste más equilibrado entre gastos e ingresos.