Todo comenzó, recuerda Avecilla, con la noticia de que el nuevo dueño del banco había comprado casa en A Coruña. Hasta entonces habían dado la matraca día y noche con la necesidad de acabar con el localismo, con aquello de que lo importante era que Galicia tuviese un banco propio y demás zarandajas del follón de las cajas. ¿Os acordáis fratres? Los gallegos comenzaban a creerse que esto iba de tener un banco gallego. Pero es sabido que cuando los localistas se distraen o se vienen arriba les traiciona el subconsciente, y ese día que Avecilla relata de la compra de la casa se ve que les pasó eso. Uffff.

Avecilla apuntó luego, pocos días después, una perla realmente inenarrable en el trampantojo montado en Galicia en torno al localismo. Ya sabéis, esa campaña de engaño colectivo que consiste en decir que hay que acabar con los localismos para hacer así que los demás no se atrevan a defender y pedir lo que en justicia les corresponde, y de esa manera poder ellos, os de sempre, quedarse con todo lo que les interesa. Jó.

Ese memorable segundo día, alucina el pájaro, fue cuando tuvieron que dar cuenta del nombramiento de un alto directivo del nuevo banco, uno de los importantes, y resultó que era un nacido en Vigo. El subconsciente volvió a hacer de las suyas a los verdaderos localistas, a traicionarles, y dijeron algo realmente inenarrable, incorporado ya al decálogo de la impostura y el ridículo: "Fulanito nació en Vigo", dijeron, para añadir inmediatamente, "pero él y toda su familia llevan mucho tiempo viviendo en A Coruña". ¡Uyuyuy!

A ver, y por rematar. Anacleto os traduce el subconsciente del tarugo localista, para que lo entendáis. Lo que pensaba quien dijo aquello es lo siguiente: ¡Acabáramos! ¡Hasta ahí podíamos llegar! ¡Pase que haya nacido en Vigo, que de algo así él no tiene culpa, pero solo faltaría que en todo este tiempo no se hubiese dado cuenta del error y rectificado!. Ollo ao piollo, porque cuando se vienen arriba los localistas hasta se atreven a presumir aún de la procedencia de Caixa Galicia. Que manda caralho. Eso sí, sin aludir a los atrapados por las preferentes ni a los 9.000 millones que nos ha costado a todos su broma.¿Capisci...?