Un reciente informe PISA -muestreo de adultos, países OCDE- sitúa a España en el último puesto, con Italia, en comprensión lectora y matemáticas. Los datos revelan que las capacidades cognitivas, en esos campos, del 20% de adultos españoles no superan las de niños de diez años. Si la referencia fuesen adolescentes de dieciocho la conclusion sería demoledora. Demoledora pero no sorprendente. Cualquier persona con madurez intelectual y visión objetiva del mundo comprueba todos los días que lo que dicen o escriben no pocos articulistas, intelectuales y políticos -casi siempre los mismos- está por debajo, efectivamente, de lo que se espera de un adolescente con formación normal: saber establecer comparaciones sencillas y extraer conclusiones.

No obstante, la utilización partidista del desvalimiento intelectual de los analfabetos funcionales en el actual contexto económico y de subversión independentista empieza a ser insoportablemente cabreante. Por razones emocionalmente subjetivas, los nacionalistas periféricos tienen todo el derecho del mundo a no considerarse españoles y hasta odiarnos, lo cual manifiesta su catadura, incluso si España paga pensiones y nóminas de funcionarios y políticos independentistas, pero pedir la independencia de Galicia, cargándose de malas razones técnicas, porque la "dependencia" agrava la crisis es propio de demagogos sonados, groguis, incapaces de construir comparaciones bien ordenadas. No me extraña que no condenen el terrorismo los mismos que lo nutren con semejantes dislates.

Portugal está independizado de España y no le supone ninguna ventaja para salir de la crisis ni con la lusofonía en popa. Galicia sin embargo -dejando de lado otras transferencias fiscales del Estado aun más importantes- tuvo, 2012, un déficit de 2.674 millones de euros por pago de pensiones, afortunadamente transferidos por la caja común de la Seguridad Social. Contrariamente a las lumbreras independentistas, incapaces de comparar lo comparable, vívidos ejemplos de lo que revela PISA, los gallegos normales sí saben hacerlo y entienden la situación que se crearía sin transferencias fiscales ni de pensiones. A lo que se cocina en las entendederas de los nacionalistas, mezclando guijarros y garbanzos en un totum revolutum absolutamente indigesto, el pueblo llano le llama cacao mental.

Ejemplo canónico de incapacidad para articular comparaciones fundamentadas lógicamente es que anden ahora los mismos de siempre con una estrategia agit-prop de fomento del gallego en los negocios (¡y hasta en el fútbol y cementerios¡) para impulsar la economía porque, dicen, a Cataluña le va mejor que a Galicia gracias al uso desacomplejado de la lengua autóctona. Hombre, y a Noruega también le va mejor. Debe ser porque allí los negocios se hacen en catalán y en gallego. Debe ser también porque en Madrid hablan catalán que desde el año 2005 al 2013 las inversiones de capital extranjero han superado cuatro veces a las realizadas en Cataluña. Y mientras Madrid ayuda a sostener el sistema de pensiones con el superávit de las cuentas de la Seguridad Social -junto con Baleares y Canarias- a Cataluña le faltaron 2.385 millones de euros para poder equilibrar el pago de las suyas en 2012.

Cuando no se es capaz de analizar correctamente las razones históricas que han hecho que Cataluña tenga un PIB per capita superior al gallego se cae de lleno en el cacao mental que revela el informe PISA. La utilización extensiva e intensiva del catalán impulsada desde hace treinta años por la Generalitat no ha sido causa de progreso económico sino todo lo contrario. La lengua catalana ha servido de cortina de humo y parapeto de la casta política para su privativo beneficio, arruinando a Cataluña. Y utilizan esa ruina culpando a España por agravio comparativo histórico como justificación para independizarse. En el año 2007 el vicepresidente de Cataluña viajó a la India con un séquito de veinte personas y ahora cobran a los niños el acceso a los comedores escolares aunque lleven la comida. Cataluña ha sido expoliada por los políticos catalanes y sus redes clientelares hasta dejarla yerta. Sin el aval del Estado nadie querría comprar deuda catalana, que está por debajo del bono basura. Nada de ello impide que el modelo catalán sirva de norte y guía a los funcionariales nacionalistas gallegos y a la izquierda zombi en general.

Recordaba no hace mucho el gran historiador y economista Gabriel Tortella, catalán de pura cepa, que nacionalistas y socialistas catalanes han convertido a Cataluña, con la lengua en proa, en una de las regiones peor gobernadas de Europa. Según un informe, 2012, de la Comisión Europea ("Regional Governance Matters: A Study on Regional Variation in Quality of Government within the EU" WP 01/2012) con datos de cuando gobernaba el bipartito PSC-ERC, Cataluña era la región más corrupta de España y una de las peor gestionadas de Europa al ocupar el puesto 130 en un total de 172 regiones. La elaboración de un nuevo informe (Nicholas Charron: "From Aland to Ankara: European Quality of Government Index", QOG-University of Gothenburg, WP 2013:11) con datos de CiU gobernando se confirman, a peor, las conclusiones del anterior: Cataluña cae del puesto 130 al 134 del ranking regional. El problema, mire por donde se mire, es estructural.

Pero no solamente los nacionalistas desbarran. Un portavoz de la oposición reconocía, al analizar los presupuestos gallegos para 2014, que "el pago de la deuda supera al gasto en todo el sistema educativo y universitario de Galicia". Y a continuación añadía que los presupuestos son "continuistas" y que habría que gastar más para luchar contra el desempleo. Es decir, en consonancia con lo que muestra PISA, ahí tenemos otro ejemplo flagrante de alguien que no sabe -o, peor aun, no quiere- sumar ni restar con la misma habilidad que un niño de diez años.

*Economista y matemático