La señalización vial es una herramienta de comunicación esencial que revaloriza el territorio para los conductores, fundamentalmente para aquellos que desconocen el trazado de la ruta. La señalización es un servicio público por lo que su concepción debe ser enfocada con vistas al interés general.

La falta de información señalética hacia Vigo es cada vez más grave, tanto desde la proyección radial de nuestras carreteras nacionales y provinciales, como en los indicativos en la AP-9 y las autovías gallegas; su enumeración sería una exposición muy enfarragosa para el lector. Estas deficiencias en la información viaria no figuran en el Estudio de Señalización previo a la ejecución de los paneles direccionales. Estos paneles, que facilitan la circulación e indican la dirección deseada, no pueden estar sujetos al capricho político o intereses turísticos, sino a la estricta aplicación de la más elemental norma informativa de carreteras, adecuada a la importancia de la ciudad por la afluencia de circulación. La Dirección Gral. de Carreteras, Xunta y Diputación no cumplen las normas generales sobre el destino a señalizar hacia esta Ciudad.

El topónimo de Vigo apenas existe en nuestras carreteras. Esta información es obligatoria en su repetición necesaria y en el cuerpo de letra requerida, por la importancia del núcleo poblacional. A mayores, la Convención de Viena establece esta obligatoriedad en las señales de dirección en carreteras y autopistas.

No nos parece mal que la ciudad de Pontevedra disponga de 182 indicadores en la red viaria, Santiago 237, sin citar los datos de otras capitales. Pero no es lógico que la ciudad más importante de Galicia disponga de la mitad de la primera y que, hasta el último año 2012, hayan desaparecido de nuestras vías más de una quincena de paneles indicadores viarios hacia la ciudad de Vigo.

La falta de información de itinerarios es causa de permanente conflicto, pérdidas y recorridos inútiles. La buena señalización direccional debe de estar concebida para ayudar a los conductores, facilitarles una toma de decisión, encontrar su destino y aumentar su seguridad. Sirva de ejemplo la falta de información desde Santiago con destino a Vigo, a través de todas las desviaciones de carreteras y autopista; y hablamos de indicadores en viales que tienen una media de ocupación anual con este destino del 71% de su circulación (EuroRAP, European Road Assesment Program). La preseñalización e indicadores hacia Vigo en todas estas desviaciones es prácticamente inexistente, no así a Pontevedra o A Coruña, capitales de provincia.

No se aplica la Norma de Señalizaciones en vigor en lo relativo a los indicadores viales que conducen a Vigo, sobre todo porque tiene carácter primario, según el Catálogo de la Dirección General de Carreteras, a pesar de la discriminación por no ser capital de provincia; p. ej.: la A-52 (Benavente-Vigo), el primario es Vigo y el secundario es Pontevedra, y no al revés. La N-120 (Logroño-Vigo), sólo aparece Vigo a la altura de O Porriño. En la N-550 (A Coruña-Tui), Vigo aparece 1 vez, Santiago 7, Pontevedra 10, Tui 4 y A Coruña 11. En la N-552 (Redondela-Porto de Vigo), Vigo aparece 1 vez, Pontevedra 3 veces. En los accesos al Aeropuerto de Vigo (N-555): no aparece señalizado Vigo, pero sí Pontevedra en sentido inverso. En la N-556 el indicador es confuso al Aeropuerto. En otros accesos al Aeropuerto de Vigo (AP-9): falta de los ideogramas codificados con representación simbólica en las desviaciones de Rande-Vigo: hacia Porto de Vigo y Aeropuerto de Peinador, como nombres secundarios, respectivamente. Bueno, y ya no digamos lo que ocurre con la señalización hacia la ciudad olívica en la ancha Castilla.

Hace falta un Plan Director de Señalización Vial de Galicia que garantice la accesibilidad y la interconexión viaria, la señalización territorial y temática con mejor información de recursos y equipamientos turísticos y económicos del territorio. Pero sobre todo: que establezca, forma y ubicación de las señales de orientación en todas las carreteras, autopista y autovías de Galicia, con unos principios basados en la operatividad y jerarquización en la demanda de flujos de circulación. Aquí no pueden entrar las presiones de grupos de interés turístico, diputaciones o estamentos interesados en utilizar este posible Plan Director como arma de poder del viejo caciquismo.

El otro día, un amigo irlandés -que no sabe mucho sobre la historia de nuestras capitales de provincia- tuvo que volver a entrar tres veces en Santiago para encontrar una salida fiable hacia la ciudad viguesa. No localizó la señalización adecuada porque no existe. Yo le explicaba que, para encontrar esa desviación, el forastero tiene que saber que entre el letrero de Pontevedra y el de Tui hay uno que no aparece: el de la ciudad más importante de Galicia. "Ah, aquí utilizan ustedes la señalética vial para resolver sus problemas?", me dijo.

*Publicista