No estaba claro si Rajoy sobreviviría a las encuestas (más que a los ataques tan cortos y medidos de la izquierda), pero el fantasma de Aznar acude ahora en su ayuda al jalear una oposición interior con recetas de derecha radical, dispuesta a convertir al actual presidente en un centrista, un moderado, un equidistante entre el rugido de la calle y los partidarios del cirujano de hierro. Un escenario óptimo, además, para los juegos de astucia del gallego, ajustado a su carácter de hombre que sube o baja, según posición del observador. ¡Qué invento prodigioso, aunque no sea fruto de un propósito, el de un Rajoy renacido como hombre del centro!, ¡qué inesperado regalo de sus enemigos interiores! Desde luego una explosión social se lo llevaría por delante, pero a este paso, gracias a Aznar, Esperanza y Cía., si no hay explosión habrá Rajoy, sólo con que las cosas no empeoren, y aunque no mejoren.