Por lo que le contaron a avecilla, muy bien no lo tiene, no, el neoponcio del Benegá en sus esfuerzos por rehacer la unidad de destino en lo universal. Por hablar, habló hasta con el antiguo jefe de los aymerichanos, Carlos el terrible, que está retirado de la primera línea. Y nada, o -al menos- nada por ahora: el exportavoz parlamentario, al que llamaron varios notables de la tribu, no se fía, aunque no por razones personales, sino políticas, y por eso está en posición de descanso, ar. Uyuyuy.

En cambio, los de CxG están atentos a la jugada, con mochila y preparados para echar a andar en cuanto les den la orden. Han de resolver ahorita, eso sí, la duda -nada banal- que tienen sobre a dónde dirigir sus pasos, si a las tierras xavieriñas o a las más fértiles del patriarca Beiras, que molar, molan más. Mientras, rezan -en agnóstico- para que se llegue entre todos a un acuerdo, y así hacer menos doloroso el camino de retorno, pero por ahora eso pinta bastante feo. ¿O no...?

Por cierto: hablando de esas cosas pacteras ytalytal, Anacleto insiste en algo que os dejó dicho aquí hace ya algunas lunas: IU, que quiere obtener su primer éxito estatal en las europeas -lo que le daría cierto alivio financiero-, presiona a sus socios galaicos para que se dejen de cognas y no dispersen el voto. El agente insiste en que le darían a AGE un sitio -casi- seguro, pero sin garantías: con las encuestas de ahora saldría, pero hoy ya se sabe cuán movibles resultan los sondeos, y a ver. Jo.

¡Ah! De parte del filtrador enmascarado que no perdáis de vista esta semana a la cosa de la comisión esa de las cajas, porque el montepío ya distribuyó las últimas consignas para que -al igual que en el resto de los antecedentes habidos en la Cámara gallega-, sus testigos sigan al pie de la letra el librito de consignas que se les dio, y que resumido dice que Martita, bien, y la culpa de todo es de Zetapé, Ordóñez, Gayoso y cía. ¡Ah! Y ni palabra de por qué citan a un exalcalde vigués del Pesoe y no a los dos suyos que lo fueron. Habrá que preguntárselo al emir Al-Fonso, que lo apadrina. ¿Capisci...?