La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, con la que colaboro, nos ofrece este año las claves del por qué es importante apuntarse a la clase de Religión y Moral Católica. Estadísticamente sabemos que las matriculaciones en esta materia cayeron un 3,5 %; a pesar de todo, siguen siendo muchos los padres que apuntan a sus hijos en clase de Religión.

No es fácil la presencia de los profesores de Religión en las aulas. Tampoco lo es para los alumnos apuntarse a ella. Sabemos que en los últimos lustros una sombra de sospecha, una crítica poco objetiva y una pugna ideologizada, más o menos manifiesta, se han lanzado contra esta materia desde algunos frentes. Ante esta llamada filosofía de progreso, capitularon algunos padres y sucumbieron bastantes alumnos.

Resulta paradójico que en una sociedad como la nuestra, que presume de liberal y democrática, que se dice respetuosa con las diferentes formas de pensar y de opinar, se llegue a demonizar el hecho de la enseñanza de la Religión y la Moral Católica en la escuela, apoyándose en una supuesta cultura laicista que parece querer impregnarlo todo. Quizás se es más tolerante con la posible enseñanza de otros hechos religiosos -respetables en sí mismos - que con la Religión Católica. ¡Es un hecho innegable!

Sin embargo, si queremos una enseñanza integral para nuestros niños y jóvenes, es imprescindible hacerles llegar la idea de que la reflexión y estudio acerca del hecho religioso cristianos-católico les puede dar las claves más importantes para entender la cultura actual y el mundo en el que vivimos; y no solo eso, sino que la Religión les puede ayudar a conocerse mejor, a descubrir el sentido de la existencia, a encontrar el porqué de esos valores fundamentales que hacen de la vida de un hombre y de una mujer, auténticamente modernos y actuales, una realidad totalmente distinta y abierta a un sinfín de posibilidades.

La educación en nuestro país está experimentando, desde hace bastantes años, una crisis profunda. ¡Leyes de Educación! y más proyectos de leyes educativas, se suceden unas a otras, algunas parece que ya han nacido muertas. La enseñanza se ha convertido en un campo de intereses ideológicos enfrentados y en medio de ese desconcierto se sitúa el curriculum académico de la asignatura de Religión. A pesar de las dificultades es necesario seguir apostando, con valentía, por esta materia ¡nos jugamos mucho! No solo la formación intelectual y la capacitación cultural de los jóvenes para que así sepan situarse en las coordenadas de la sociedad actual y puedan dar respuestas a tantas interrogantes; sino que es necesario hacerles descubrir que el estudio serio y exigente de esta disciplina es una gran inversión de futuro, es más, de esta educación y vivencia religiosa dependerá ¡todo lo demás!, de manera especial sus proyectos de futuro y las perspectivas de un auténtico progreso humano, ético y científico de nuestra sociedad.

La sociedad no solo es un entramado de relaciones, más o menos interesadas, sino que es ese ámbito de realidad en donde se nace, vive,?y muere. Y precisamente por ser esto así, se necesita poner el corazón, además de la inteligencia y de la técnica, para construir una sociedad más justa y solidaria, más sana y segura, más abierta y respetuosa con los demás, en especial con los más débiles e indefensos, con los pobres y necesitados; más pacífica y auténticamente libre.

(*)Obispo de Ourense.