Los tiempos de crisis deberían ser aprovechados para poner en práctica medidas que los intereses partidistas no permiten en los tiempos de bonanza. Axioma incumplido hoy por el Presidente del Gobierno en su comparecencia en el Congreso de los Diputados cuando expuso sus nuevas medidas ante la crisis, al menos por lo que se refiere a la necesaria racionalización de las administraciones públicas, donde dice que va reformar los ayuntamientos para eliminar duplicidades, restarles competencias y reforzar las Diputaciones Provinciales, instituciones decimonónicas muy del gusto de la corriente recentralizadora imperante en los sectores mediáticos y políticos más extremistas, con objeto de lograr un ahorro de 3.500 millones de euros. Es evidente la necesidad de concentrar aquellos ayuntamientos que no alcancen los 5.000 habitantes, lo mismo que en su momento, por ejemplo, pareció razonable y fácilmente explicable concentrar las escuelas unitarias en grupos escolares. Debe ser una directriz general, pues voluntariamente vemos que no va poder ser, así como suprimirles las competencias que no deben corresponderles y para las que no cuentan con la financiación necesaria.

En el pasado Rajoy fue Concejal, presidió la Diputación de Pontevedra, fue Vicepresidente de la Xunta de Galicia, Ministro y ahora es el Presidente del Gobierno. Se le supone conocimiento de las distintas administraciones, de las duplicidades evidentes, de las ineficiencias, etc. En Galicia no es ignorante de la nula contribución al desarrollo de las más potentes, las de Lugo y Ourense. Además de su propia experiencia, no será porque a Mariano Rajoy no le hayan informado. Su abuelo, Enrique Rajoy Leloup, colaboró estrechamente con Alexandre Bóveda en la elaboración del primer Estatuto de Autonomía de Galicia y sabía y apoyaba su pionera propuesta de administración única que superase la división entre estado, provincia y ayuntamiento. Tampoco será ignorante de las propuestas del fundador del Partido Popular, Manuel Fraga, en el mismo sentido.

Racionalicemos de verdad. Simplifiquemos la estructura sin afectar a la calidad del servicio. Para ello eliminemos las diputaciones y, probablemente, ahorraremos más de 10.000 millones de euros. Solo en Galicia cuentan con unos 110 diputados, ¿para qué?. En la actualidad ya existen varias provincias que las han eliminado y ni lo han notado. Como es lógico, sus competencias deberán repartirse hacia arriba y hacia abajo. Tan fácil como distribuirlas entre una administración autonómica que cuenta con suficientes recursos y unos ayuntamientos de mayor dimensión.

Dijo Rajoy que sus objetivos son primar la austeridad, aumentar la eficiencia y evitar duplicidades. Pues discúlpeme pero no lo está demostrando. Las medidas adoptadas resultan insuficientes, pues pudiendo maximizar esos objetivos, posiblemente por la presión de sus "barones" provinciales y de las potentes fuerzas antiautonomistas concentradas en el Madrid político y mediático de la señora Aguirre, renuncia a la necesaria simplificación administrativa y, además, a un ahorro de unos 6.000 millones de euros

*Economista