Su señoría el Jamón

Salió como un toque de generala de los bajos de la charcutería Vazey con tres pitidos, y allá nos fuimos Emily B., Jesús M. "Choles" y uno mismo sin saber casi a qué íbamos. Eché una ojeada antes de entrar, vieja costumbre de tiempos de la noche, y vi a un tipo fornido, cuchillo jamonero en mano, que luego nos enteramos que era Pedro Seco, viajero internacional y maestro en el uso de la filosa. Pedro atacaba con cortes de cirujano una pierna jamonera y elogiaba al cortador del Vazey, Pedro Martín, por ser de los pocos que tajaba a favor de la veta sin matar el nervio y el tocino. Y tras traer su padre, Manuel Martin, un cava porque es lo propio con jamón, nos pidieron otros dos presentes que parecían oráculos, Gonzalo Balenzategui y José Mª Cano, que hiciéramos reverencia porque estábamos ante un jamón Guijuelo pero no cualquiera sino Carrasco, y eso eran palabras mayores. Lo eran, vive Dios, qué sabroso. Cuatro generaciones dieron reputación a este ibérico al que tratan como al mejor vino. Más infieles hizo cristianos el tocino y el jamón, que la Santa Inquisición.

¡Vaya salero el de Benito!

Ya está otra vez Benito Quintano en Vigo, en una de esas escapadas paternofiliales que hace desde su brioso retiro en Bilbao, donde dije alguna vez que fue concesionario de grandes marcas cuando eso era negocio. Aún no hemos podido vernos pero ya me ha dejado un rastro de su gusto en la vinoteca Buqué: sal de su pueblo, Poza de la Sal, un enclave hermosísimo e histórico de Burgos. La historia de la sal es como la del oro, por ella se ha matado y muerto pero ¿sabéis lo que es tener sal de "la Poza? Pues como tener polvos mágicos para la comida. Esta sal que nos trajo de la antigua mina y que yo tengo entre las manos, es un regalo exquisito. Se la puse a un sencillo bisté empanado y se convirtió en un chuletón de buey. Todo, con ella, adquiere una mayor cualidad culinaria. Bienvenido, Benito.

Entre amazónicas lianas

Seguí en La 2 el documental "Apash (los de fuera"), que narra un viaje al Amazonas de un vigués en busca del hijo de Alfonso Graña, el gallego que fue allí rey de los jíbaros. Tal vigués no es otro que Antonio Abreu Franco, empresario jubilado cuya vocación aventurera lo llevó por esos caminos amazónicos sin Dios unas cuantas veces (alguna acompañado del ginecólogo fallecido José Luis Testa), por no hablar de otros por el mundo. Y la documentalista que le acompañó y tan buen trabajo hizo no es otra que Cora Peña. Pero me entero de que quien sale en el documental acompañándolos porque por allí habita defendiendo los intereses de los más débiles, es el misionero Fermín Rodríguez Campoamor, que fue profesor hace bastantes años en los Jesuitas de Vigo.

Los "reflectidos" de Corvera

Ya se habrá dado el artista vigués Lois Corvera algún homenaje en Barcelona porque allí inauguró, en la Superficie Gallery, su muestra "Reflectidos", una reflexión sobre la naturaleza. Por la sala andaba el ginecólogo Manel Elbaile y la bióloga Majó Rosés, que conocimos en Vigo, el restaurador Alberte Conde...