Quizás uno debiera ser cauteloso al encarecer los atractivos de una mujer de 73 años. Probablemente la precaución delata una culpabilidad intrínseca al legalizar los límites del erotismo. Una vez instalados los airbags del artículo, Vanessa Redgrave –porque es ella– desborda a esa edad la pantalla en "Cartas a Julieta", película indigna de consideración si no contara con su presencia. Interpreta a la enamorada que parte en busca de su amado italiano con medio siglo de retraso. El reencuentro constituye una auténtica plaga en la era internet, donde cualquier ciudadano puede ser acosado por un ser humano del que se liberó hace décadas. La palabra ilocalizable ha desaparecido del diccionario.

Lejos de mí la insolencia de afirmar que Redgrave "está guapa para su edad". Al contrario, su desafío seductor trasciende la biología, y nos enfrenta a la lamentable ausencia de atractivo de las actrices y actores contemporáneos. Sirvan como excepciones Alice Braga, Violante Placido en "El americano" o la gigantesca Emily Blunt. Sin embargo, la primera sensación que transmite una película española es que el protagonista –siempre extraído de una teleserie para cerebros somnolientos– no soporta la misión descargada sobre sus hombros.

Redgrave atrapa al espectador porque guarda las distancias con la cámara, no en vano ha encarnado la intransigencia con la fidelidad de la última trotskista. Al recibir un Oscar no podía quedar por detrás de Jane Fonda, así que descalificó como "un manojo de vagabundos sionistas" a quienes criticaban su estatuilla. De la premiada Julia a la Julieta actual paladeamos el sedimento reposado de tanta efervescencia.

La belleza no es una carrera contrarreloj. En el esplendor de Redgrave a los 73, homenajeamos también a los 61 de Sigourney Weaver –el único personaje humano de "Avatar"–, por no hablar de Charlotte Rampling, que aprendió a ser bella pasados los cincuenta, Catherine Deneuve o Kim Basinger. En ninguno de esos casos nos alimentamos de las cenizas del recuerdo, sino de la plenitud de su imagen presente. El Romeo de "Cartas a Julieta" es Franco Nero. La pareja protagonista ya interpretó a Lanzarote y Ginebra en "Camelot", hoy son esposos. El actor italiano también retiene su atractivo íntegro a los 68 años, pero no me corresponde a mí escribir ese artículo.