Una película futurista de guerra en la galaxia ("Avatar") es derrotada por una película sobre la guerra actual en su dimensión más artesanal ("En tierra hostil"). Lo común a ambas es la guerra –que desde aquel 11-S enmarca el estado de conciencia en USA– y el peso de la tierra en toda guerra. Siendo tan diferente la realidad que reflejan (una, muy lejos en el tiempo y el espacio, otra, ahora mismo y a ras de suelo), ambas no dejan de ser una metáfora del momento actual de las guerras, cuando ya no es tan sencilla como antes la aniquilación del enemigo. En las nuevas guerras se trata de desactivar pacientemente los mecanismos culturales, religiosos y atávicos más explosivos del contrario, al tiempo que se le disputa el territorio. Como tantas veces se ha dicho aquí, Hollywood es la conciencia de Occidente, y las preferencias de los Oscar la manifestación del subconsciente.